El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)

El salvaje este (parte 15)

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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El salvaje este

(parte 15)

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La pistola Baby Cry se sacudió en la mano de Tatewaki Kuno y el tremendo culatazo le hizo mover el brazo sin querer, desviando el tiro. La bala rozó el borde metálico del techo del tren, justo unos centímetros a la izquierda de la cabeza de Ranma, que rápidamente volvió a ocultarse.

—¡Por la barba de mi abuelo Kamiwakiru! —aulló Kuno sacudiendo la cabeza, pues el golpe que se había dado al caer aún lo tenía atontado.

—Qué idiota, sabía que iba a hacerlo —murmuró Ranma—. Esa arma hay que dispararla con las dos manos para tener más precisión.

Se alzó apenas un poco, para que sus ojos pudieran ver por encima del borde del techo.

—Señor Kuno... ¡no dispare, señor Kuno! —lloriqueó Gosunkugi, colgando del otro lado del tren, aferrado de donde podía con sus huesudas manos transpiradas—. Ayúdeme y no dispare, señor —rogó.

Kuno se arrastró hasta él apoyando las manos y las rodillas y se asomó para verlo balanceándose con los movimientos del tren, a punto de caer a las vías.

—¿Qué haces allí, idiota? —preguntó Kuno desconcertado.

—Pero, señor... —las lágrimas rodaron por el rostro de su empleado.

—Deja de jugar y saca tu arma, debemos detener el tren y capturar a esas traidoras que se atreven a llevarse mi dinero —exigió Kuno.

—Señor... no estoy jugando —dijo Gosunkugi moqueando—. Le ruego, le ruego que...

—¿Qué farfullas? No te escucho por el sonido que hace la locomotora —comentó Kuno alzando la cabeza y mirando en lontananza la gran nube de humo negro que se extendía por el cielo detrás del implacable camino del tren.

Ranma, notando que Kuno estaba ensimismado en algo, aprovechó su momento de distracción para subirse por completo al techo. Al notar su movimiento, Akane lo siguió, afirmándose con fuerza de la escalera para subir, echando de vez en cuando miradas hacia abajo, viendo pasar con rapidez el suelo bajo ella.

Ranma desenfundó la pistola y la preparó para disparar. Caminó con cuidado para tomar por sorpresa a Kuno.

—Señor Kuno, ya déjese de bromas y ayúdeme a... —los ojos de Gosunkugi se abrieron como platos al ver un movimiento detrás de su señor. Como una sombra oscura se movía amenazante, pero absolutamente real bajo el sol del mediodía—. ¡Señor Kuno! —exclamó.