El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)

Ranma completo

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Ranma completo

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El dojo Tendo lucía exactamente igual a como estaba la mañana en que se había ido. Todo era silencio cuando golpeó con suavidad la puerta. No tardaron nada en abrir y los grandes ojos de su madre lo observaron desde el otro lado con un deje de sorpresa y luego euforia.

—¡Hijo!... Hijo, ¿has regresado ya? —preguntó Nodoka Saotome todavía sosteniendo la puerta media abierta.

—Aquí estoy, ¿verdad? —replicó Ranma con una sonrisa.

—Aquí estás —asintió ella.

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En la tranquila sala de la casa su madre sirvió un poco de té para los dos y se sentó frente a él doblando las piernas.

—Akane fue a algunas audiciones —le explicó—. Ha participado en un par de comerciales, pero aún no obtiene un papel destacable. Por supuesto, es demasiado pronto.

—Si no la contratan serían unos idiotas —comentó Ranma dando un sorbo de su té—. Akane es la mejor.

Su madre detuvo sobre él sus ojos y lo observó con atención. Al final sonrió y bebió un poco de té.

—Has cambiado, hijo —comentó—. ¿Te ayudó el entrenamiento? ¿Aprendiste muchas cosas?

Ranma se quedó en silencio y pensativo durante unos instantes. ¿Qué diría su madre si le explicaba que había vivido como mujer casi ininterrumpidamente los últimos meses?

—Mucho —respondió Ranma—. Y ya era tiempo de volver.

—Por supuesto, un Saotome siempre regresa al fin y al cabo —comentó Nodoka de modo críptico—. Aunque muchos... —se detuvo, se acomodó un mechón detrás de la oreja—. Durante un tiempo no creímos que...

Se calló de golpe al escuchar el saludo de Akane entrando en la casa. Ranma se quedó petrificado, con el corazón acelerado al sentirla tan cerca de nuevo, la emoción por verla lo abrumaba hasta hacerlo temblar y sentir dolor.

Nodoka se levantó.

—Ya estoy en casa —dijo Akane, y casi subía la escalera para seguir hasta su habitación, pero la señora Saotome se atravesó en el pasillo.

—Querida, Ranma está aquí —dijo simplemente.

El rostro de Akane cambió por completo. Palideció, sus labios temblaron, sus ojos se abrieron de asombro y casi miedo. Ranma anduvo despacio hasta aparecer detrás de su madre y sus ojos azules se deslizaron por la figura de Akane, un poco más delgada y más blanca de lo que recordaba. Esperaba que no fuera por las exigencias de un papel.