El salvaje este (parte 4)

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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El salvaje este

(parte 4)

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Kasumi salió hacia el patio seguida de cerca por Nabiki y Akane.

—Ah, las dulces hermanas Tendo ya están aquí —dijo Kuno con una sonrisa.

—¿Qué quieres ahora, Kuno? ¿No fue suficiente lo de hoy en la tarde y vienes por más? —preguntó Akane entrecerrando los ojos.

Kasumi le puso una mano en el hombro para que se calmara.

—Tu dulce caricia ha llenado de brío a todo mi cuerpo —dijo Kuno alzando el rostro hacia las estrellas—. No puedo esperar para volver a disfrutar de tus atenciones y las de esa diosa con cabello de fuego, ¡hacíamos el trío perfecto! —empuñó un mano con regocijo llevándola hacia su pecho mientras cerraba los ojos. Luego los abrió y señaló a Akane con la palma abierta—. El cardo duro y resistente y la flexible y maleable flor del campo, ¡ambas listas para que las riegue con el rocío de mi masculinidad!

Akane hizo una mueca de asco.

—Por favor, Kuno, no me hagas vomitar, acabo de cenar —murmuró Akane.

—Cuando un hombre te compara con un cardo el nivel de romance ha llegado al tope —comentó Nabiki con sarcasmo.

Kuno soltó una risotada y observó a Nabiki con una mirada brillante que traslucía también un poco de lascivia.

—Señor Kuno —intervino Kasumi intentando mostrarse educada—, ¿a qué debemos el honor de su visita?

—Dulce Kasumi, qué bueno que lo preguntas —Kuno sonrió y se pasó la mano por el flequillo nuevamente—. Estoy aquí para preguntar sobre la cuota de protección que aún no han abonado, y para eso traje a mis hombres, ya que si somos más para conversar será mucho mejor, ¿verdad?

Los jinetes que acompañaban a Kuno se movieron y rodearon a las hermanas estrechando el círculo a su alrededor. Ellas se miraron entre sí.

—Señor Kuno... —comenzó Kasumi intentando mantener la calma.

—Permíteme hablar a mí, dulce Kasumi —la interrumpió Kuno con galantería—, yo soy el protector de esta pequeña ciudad, ¿verdad? Mis hombres y yo hacemos todo lo posible para que los criminales y los estafadores no se aprovechen de los honrados ciudadanos. Mantenemos a raya a los ladrones, nos deshacemos de los oportunistas, cuidamos que las malas costumbres no se extiendan por nuestro tranquilo condado. Pero, ¿acaso podemos hacer eso sin recibir nada a cambio? —Kuno se llevó una mano al pecho fingiendo una mueca de dolor—. Somos humanos después de todo, y como honrados trabajadores necesitamos nuestra paga...

El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora