Glorioso

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Glorioso

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Nodoka Saotome se cepilló el cabello sentada con las piernas dobladas frente al diminuto tocador de su cuarto. El cabello castaño oscuro, limpio, sedoso, resbalaba por sus dedos, y el cepillo lo acariciaba como un amante. Nodoka se observó en el espejo oval con el marco de madera desgastado y con la pintura salida, una reliquia familiar de la que no había querido desprenderse nunca, y que al final no había cambiado por algo más moderno por sus habituales problemas de dinero. Al final se alegraba de eso porque ahora podía mirarse en ese mismo espejo como si fuera la misma chiquilla que con apenas dieciocho años se arreglaba para sus citas con aquel hombre encantador y misterioso que le había robado el corazón.

Su rostro había cambiado un poco, finas líneas de expresión le rodeaban los ojos y la boca, su mirada antes soñadora y brillante se había opacado un poco, asentándose como las hojas de té que quedaban en el fondo de la taza, habían sido vivaces y ahora miraban la vida con la misma ilusión, pero ya no con la misma ingenuidad. Eran lo más destacable en su faz, que por otro lado, parecía casi la misma, todo gracias a los secretos de belleza que había heredado de su madre y que se había esforzado en continuar realizando cada noche y cada mañana a pesar de la escasez.

Con una sonrisa a su reflejo, Nodoka se levantó el cabello, manejándolo con dedos ágiles. Usó varias horquillas para mantener el peinado en su sitio y al final lo adornó con un sencillo broche.

Un mechón rebelde se deslizó desde el peinado y onduló suavemente por el costado de su rostro, dotándola de un aire juvenil que le hizo soltar una risita. Nodoka lo enroscó con un dedo, pensando en lo que ocurriría más tarde, y los nervios hormiguearon en su estómago haciéndole temblar los labios.

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—Muchacho tonto, ve y discúlpate con Akane —ordenó Genma a su hijo con el ceño fruncido—. ¡No entiendo cómo pude haber tenido un hijo tan idiota! —se lamentó.

—Mira quién habla —murmuró Ranma de mal humor, levantando con firmeza la pierna y estirándola para golpear a su padre con el pie justo en la mandíbula mientras los dos estaban sentados en la engawa de la casa—. Métete en tus asuntos, viejo.

Genma se deshizo del molesto pie y se acomodó los anteojos. Levantó el dedo índice hablando con seriedad.

—Ya es hora de que aprendas a tratar a las mujeres, ¡de esa forma no podrás ser el heredero del dojo Tendo y del estilo de Combate Libre! —dijo—. Es momento de dejar de ser inmaduro y tomar las riendas de esa relación.

El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora