El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)

Rencor (parte 9)

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Rencor

(parte 9)

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Akane estaba sentada ante su escritorio en su habitación. Escuchaba el tic-tac del reloj llenando el espacio que dejaba su silencio absoluto. Tenía los codos apoyados sobre la mesa y observaba la hilera de libros que se amontonaban ante ella en una esquina y el lapicero lleno de bolígrafos, pero no veía nada de eso, en su cabeza se amontonaban pensamientos incoherentes que intentaba unir sin ningún éxito. Nada de lo que había ocurrido en los últimos días tenía sentido.

Su vida estaba de cabeza. Nunca creyó que al aceptar aquel simple trato con Shampoo, Ukyo y Kodachi pasarían tantas cosas terribles. Pero, ¿a quién engañaba?, era una idiota. ¿Cómo fiarse de ellas, de Shampoo que había intentado asesinarla en más de una ocasión, de Kodachi que estaba completamente loca?

Recordó aquel estúpido brindis que hicieron después de acordar el pacto. Sería un duelo limpio, de una contra una, la ganadora sería reconocida como prometida oficial de Ranma y las demás aceptarían la derrota, retirándose de la contienda por su amor. Entonces, todas asintieron, y levantaron los vasos llenos de té verde. Y bebieron.

—¿En qué momento Kodachi habrá puesto el somnífero en mi vaso? —murmuró Akane para sí, con la mirada perdida en la pared detrás de los libros de su escritorio.

¿Habría sido solo Kodachi o las demás estarían complotadas? ¿Acaso ellas bebieron de sus vasos, o Akane fue la única idiota que ingirió un líquido que había sido tocado por Kodachi?

Ya no lo sabría, nunca podría enterarse de lo que ocurrió cuando perdió el sentido por completo, después de haber recibido algunos golpes y haber esquivado otro como podía mientras sentía que el piso se movía y las imágenes se distorsionaban a su alrededor, justo cuando veía a Shampoo lanzarse sobre ella con un ataque feroz.

Akane recordaba ese instante, la desesperación total de saber que no podría protegerse, que la vencería la inconsciencia y ellas... ellas tomarían ventaja de eso. Lo sabía.

Dio un sobresalto al escuchar los golpecitos en el cristal de su ventana y miró nerviosa hacia allí.

Ranma estaba en el alféizar, golpeando con los nudillos, con el rostro muy pegado al vidrio.

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Kasumi estuvo a punto de cortarse por tercera vez mientras picaba las verduras para el almuerzo. Dejó el cuchillo sobre la tabla y se pasó la mano por la frente, dándose cuenta de cuánto temblaba. En un gesto mecánico se secó las palmas en el delantal y respiró hondamente. Se quedó con la vista fija en la ventana por la que se veía el lateral del patio y el camino que llevaba al dojo.