Ranma ½ no me pertenece.
Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.
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Fantasy Fiction Estudios presenta
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El año de la felicidad
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Noche de terror
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Ranma se despertó despacio, sintiendo la dureza del suelo bajo su espalda. Al pestañear y lograr enfocar la visión nuevamente vio un techo hecho de paneles de madera, que apenas podía distinguir por la penumbra. Se incorporó de a poco, sin entender dónde se encontraba, hasta que se dio cuenta de que era el dojo.
Se rascó la cabeza pensativo. De pronto recordó que en la tarde estuvo practicando bastante, hasta que había caído rendido y decidió descansar un momento en el piso. Debió quedarse dormido, pero habían pasado horas y ya estaba anocheciendo. Qué extraño que nadie hubiera llegado a despertarlo, o a avisarle que la cena estaba lista.
Se desperezó y se levantó del todo, dándose cuenta de que se había dormido tan profundo y rápido que aún tenía la toalla que usaba alrededor del cuello para secarse el sudor. Anduvo a grandes pasos hacia la salida. La puerta del dojo crujió siniestramente cuando la abrió y Ranma frunció el ceño.
No recordaba que hiciera ese ruido tan raro. Pero al quedarse de pie un momento en el umbral, se dio cuenta de por qué había escuchado el crujido.
Era porque el resto de la casa estaba extremadamente silenciosa.
Ominosamente silenciosa.
Tuvo un escalofrío por toda la piel, su instinto le avisaba que algo no iba bien, aunque aún no podía darse cuenta de qué exactamente, pero había sido ese entrenado instinto de artista marcial el que en repetidas ocasiones lo había salvado por poco de situaciones catastróficas, casi mortales, así que optó por hacerle caso.
Cerró despacio la puerta del dojo y miró alrededor. No se veía a nadie. Aguzó el oído. En efecto, no se escuchaba absolutamente nada. Se movió rápido como una sombra, pegado a la pared de la casa. No había luz en la cocina, tampoco en las habitaciones de arriba.
De un ágil salto se subió al tejado y se descolgó hacia la ventana de Akane, que estaba entreabierta. Se asomó al cuarto, pero estaba vacío, aún así, llamó a su prometida en un susurro.
—¿Akane?
Por supuesto, nadie respondió. La habitación estaba ordenada como siempre. Despacio Ranma entró en el cuarto, teniendo mucho cuidado de tocar el piso, como si estuviera lleno de minas a punto de explotar. Abrió la puerta con cuidado y se asomó al pasillo.
El opresivo silencio cayó sobre él, erizándole el cabello de la nuca. ¿Por qué todo estaba tan callado? ¿Dónde estarían todos? ¿Se habrían ido por propia voluntad? Si era así, ¿por qué lo habían dejado allí en la casa?
Y si no se habían ido por sí mismos, ¿quién —o qué— se los había llevado?
Ranma sacaba y descartaba conjeturas a la velocidad de la luz, mientras se movía con cautela hacia las otras habitaciones de la planta alta, pegando la oreja a las puertas, golpeando suavemente después y al final abriéndolas, para comprobar que estaban tan vacías como el cuarto de Akane.
¿Dónde estaban? ¿Sería posible que todos se hubieran ido y lo dejaran a él allí, solo y desamparado? Ranma apretó los dientes. Pero al instante relajó el cuerpo de nuevo.
No, Akane nunca se iría a ningún lado sin él, o sin avisarle al menos.
Algo extraño, muy extraño, estaba ocurriendo.
Caminó hasta la escalera con mucho cuidado, siempre alerta por si algún enemigo se lanzaba de pronto sobre él o si algún tipo de trampa quería atraparlo. Bajó los escalones con precaución, intentando, sin darse cuenta, de que no hicieran ningún ruido que advirtiera su presencia. Todos sus músculos estaban en tensión, preparados para el ataque; un sudor nervioso le perlaba la frente.
Al bajar el último escalón, recorrió de nuevo con la mirada en torno suyo. La oscuridad invadía los rincones de la casa, desde donde estaba, uno de los recodos le bloqueaba la visión hacia la sala, pero no percibía sonidos y no había ninguna luz. ¿De qué se trataba todo aquello?
Avanzó un poco más y se asomó a la cocina. A simple vista todo parecía normal, pero la penumbra ocultaba un horror demasiado conocido para él. El corazón de Ranma se aceleró y sus ojos se agrandaron al observar el desorden, los utensilios y las ollas tiradas, los huevos rotos en el piso y algo, gelatinoso y extraño, de aroma nauseabundo, que ensuciaba el suelo y algunas de las paredes.
Ranma intentó morderse la lengua para no gritar. Ahora lo comprendía, la ausencia de todos, el silencio, la oscuridad. Todo estaba maquiavélicamente planeado para atraparlo, para que no pudiera escapar.
El sudor chorreó por los costados de su rostro, juntándose en la barbilla y cayendo en pesadas y gruesas gotas al piso.
Ranma dio un paso hacia atrás, pero era demasiado tarde. Lo supo al escuchar el sonido de pasos a su espalda, lentos pero firmes, y luego esa vocecilla, que estaba constantemente en sus pensamientos, que normalmente le gritaba, pero ahora se escuchaba especialmente tierna y atenta.
Ranma se erizó por completo, y tensó más los músculos, como una fiera acorralada.
—Ranma, preparé la cena —dijo Akane con emoción y orgullo.
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FIN
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Nota de autora: Hoy uno divertido de Ranma y Akane para que puedan pasar el mal sabor de boca de ayer XD.
Muchas gracias a todos los que me escriben.
Recuerden que ya está en proceso el último disco del soundtrack de El año de la felicidad, Verano, así que ya pueden ir al facebook de Fantasy Fiction Estudios y proponer temas para musicalizar estos últimos capítulos que quedan de esta grandiosa aventura. También pueden contarme por acá qué canciones les gustaría que aparecieran en el álbum.
Nos vemos mañana.
Romina
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El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)
FanficUn fic al día durante un año. Romance, drama, terror, tragedia, lemon, acción y aventura. Todos los personajes de Ranma ½. Ranma & Akane. Fanfics de Ranma 1/2. - Capítulos del 201 en adelante. COMPLETO.