Yatagarasu (parte 10)

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Yatagarasu

(parte 10)

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Tomar el castillo Hibiki fue tan sencillo como Ranma lo había descrito, incluso más. El ejército de la alianza se encontró, sorprendentemente, con un enviado a mitad de camino. La esposa de Hibiki padre, madre de Ryoga, se reunió con ellos bajando los estandartes del clan de su esposo en señal de rendición, y entregó la espada familiar de los Hibiki a Tofú Ono, haciendo una reverencia formal.

—¿Por qué? —preguntó Tofú acariciando la espada de los Hibiki.

La mujer ante él tenía el rostro cansado y la mirada triste y herida.

—Ya se ha derramado demasiada sangre en mis tierras —respondió ella—. ¿Derramar más me devolverá a mi esposo y a mi hijo?

Hizo una nueva reverencia y se retiró andando lentamente, apenas moviendo las piernas dentro de su pequeño kimono.

Tofú Ono no la volvería a ver, todo lo que supo de ella más adelante fue que la señora Hibiki dejó las fronteras de Musashi para dirigirse a las tierras de su familia junto a sus riquezas, pues, como habían acordado en el pacto de rendición, sus bienes serían respetados. La mujer se fue con sus criados y los pequeños nietos que Ryoga le había dado, producto de sus amoríos. Eran dos niños que ella había rescatado de sus vidas de miseria, empleando también a sus madres como parte de la servidumbre, cuidándolos con celo, como si hubiera adivinado ya entonces que un día estaría destinada a perder a su hijo.

La alianza ocupó la fortaleza de Hibiki y, tal como se acordó en el plan previo, tomaron posiciones cerrando el paso de la montaña. Al tercer día vieron al ejército del clan Kuno aparecer al atardecer. La primera señal de que algo no estaba bien fue que los soldados del clan Kuno no portaban antorchas a pesar de la oscuridad cada vez más dominante de las montañas; luego fue el clima cambiante, como si las nubes tormentosas siguieran al ejército de los Kuno, tornándolos más atemorizantes.

La siguiente señal de que la situación era de cuidado fue el aviso que uno de los centinelas le hizo llegar a Tofú, que esperaba el inicio de la batalla montando a caballo del otro extremo del paso de la montaña junto a los demás daimyō. Tofú escuchó al enviado y asintió.

El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora