El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)

Hazlo feliz

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Hazlo feliz

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Todo era un error, un maldito error. ¡Tenía que serlo!... ¿Verdad?

Akane, de pie en el centro del gran salón donde se celebraría la boda, repasó con la mirada las mesas adornadas con las flores; las sillas revestidas de muselina blanca esperando a que lo invitados se sentasen en ellas; los cubiertos dispuestos para los comensales brillando bajo las luces ya encendidas; el pequeño escenario con un micrófono y un atril donde los novios subirían a cantar karaoke o el padre de la novia diría unas palabras. Todo estaba dispuesto. Un par de camareros se encargaban de arreglar los últimos detalles y transportaban las bandejas con comida.

Sí, todo estaba dispuesto. Todo sería formal, absolutamente formal e irreversible en un par de horas más.

Akane cerró los ojos.

—Ranma... —murmuró en voz baja, muy baja. Nadie llegó a escucharla.

Aunque la prueba estaba allí ante sus ojos no podía acostumbrarse del todo, se negaba a creerlo, a aceptarlo. Parecía que había sido ayer mismo cuando Ranma Saotome había llegado a su casa, una tarde de lluvia, seguido por un enorme panda. El momento en que las familias Saotome y la Tendo habían quedado unidas por aquel pacto entre los patriarcas de ambas escuelas de artes marciales. Muchas cosas habían pasado desde entonces, habían tenido varias aventuras, ella y su familia conocieron a gente extravagante, estuvieron al borde de la quiebra en varias ocasiones, habían reído y sufrido todos juntos.

En ocasiones las familias se habían separados, Ranma debía irse lejos, pero siempre regresaba; y cada vez Akane lo recibía con una sonrisa y se alegraba de que volviera sano y salvo. Cada vez le costaba un poco más despedirlo si se iba, cada vez lo extrañaba un poco más cuando no estaba, porque ni la casa, ni tampoco la escuela era lo mismo sin él y las locuras a las que arrastraba a todos.

Ranma. El antes y después en su vida y la de su familia. Un muchacho arrogante, muchas veces inmaduro, pero generoso y de buen corazón, siempre dispuesto a ayudar. Con el tiempo había comenzado a amarlo.

Pero era demasiado tarde, siempre fue tarde para ella. Y ahora más que nunca, la boda era inminente, las invitaciones estaban enviadas, el salón dispuesto, incluso las otras prometidas y los adversarios habían dejado en paz a Ranma comprendiendo por fin que él amaba a una sola mujer y que únicamente con ella compartiría la vida. No en vano habían vencido juntos incluso a la muerte. ¿Acaso no la había tenido Ranma entre los brazos, creyéndola muerta y había creído morir él también un poco? Sí, así había ocurrido. Aquel amor mutuo era innegable.