Rencor (parte 11)

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Rencor

(parte 11)

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Ranma dejó colgar los brazos a los lados de su cuerpo y observó a su prometida, que sollozaba sentada sobre la cama, agitando sus hombros, los mechones de su cabello caían hacia adelante tapando sus dedos. La imagen le partía el corazón, y al mismo tiempo le resultaba ajena, como si él no participara y estuviera solamente viendo la televisión. La oscuridad que comenzaba a adueñarse de la habitación podía compararse con la negrura que avanzaba en su corazón, contaminándolo. La desazón que tenía era tanta que no sabía cómo reaccionar, le había tomado la vida entera confesarse, abrirse, mostrar sus sentimientos, pero aquello no parecía suficiente... Nunca era suficiente...

—No puedes confiar en nadie —repitió las palabras de Akane con la voz ida, como si recitara algo ya aprendido—. ¿Ni siquiera... en mí?

Akane levantó la cabeza de pronto, su rostro estaba mojado por las lágrimas; sus ojos asustados recorrían el rostro de Ranma con recelo.

—El... el inspector —murmuró entre sollozos— me mostró una carta de amenaza...

—¿Eso qué tiene que ver? —preguntó Ranma perdido.

—Era... —Akane se pasó el dorso de una mano por el rostro limpiándose las lágrimas— estaba escrita por Kasumi...

—¡¿Qué?!

Ranma se sintió sacudido por aquella revelación, sus sentidos se encendieron de golpe. Se acercó a Akane y se arrodilló en el suelo frente a ella, tomándola por los hombros.

—Eso no puede ser —replicó con suavidad.

—Pero lo vi... era la letra de Kasumi —insistió Akane mientras nuevas lágrimas se derramaban de sus ojos.

—¿Se lo dijiste al inspector?

Akane negó con la cabeza, sorbiendo por la nariz.

—No pude... es mi propia hermana... Además... Kasumi no sería capaz, ella... Ranma, ella no puede ser una asesina.

Ranma asintió con rapidez y la abrazó, protegiéndola en el calor de su cuerpo.

—No, no puede ser una asesina —respondió él mientras le acariciaba con torpeza los cabellos—. Tiene que haber una explicación para lo que viste. Estoy seguro.

Akane emitió un ruidito en su llanto que quizá quería decir «sí» y se aferró con fuerza a la camisa china de su prometido, empuñando la tela entre sus dedos. Aquello lo sentía real y agradable, ese era su lugar en el mundo. No quería separarse nunca más de él.

El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora