Rencor (parte 2)

334 46 4
                                    

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

.

.

.

Fantasy Fiction Estudios presenta

.

.

.

El año de la felicidad

.

.

.

..

...

....

Rencor

(parte 2)

....

...

..

Cuando Akane despertó vio a Ranma sentado al escritorio, con la cabeza apoyada sobre los brazos doblados, observándola.

—Ranma...

—Buenos días —dijo él con los ojos somnolientos.

—Deberías estar acostado —comentó ella poniéndose de lado lentamente.

—No podía dormir —replicó Ranma—. ¿Te duele mucho? —preguntó después.

Ambos se miraron. Ranma en el escritorio y Akane sobre la cama, los dos acomodados, disfrutando de aquel momento de paz donde no peleaban ni había nadie cerca.

—Un poco. Ya es la hora del próximo analgésico —­respondió Akane.

—Entonces te traeré el desayuno para que lo puedas tomar.

—Hoy quisiera bajar a desayunar.

—Debes quedarte acostada, el médico dijo que debías descansar.

—¡Pero me aburro aquí tan quieta! —se quejó Akane aplastando un poco más la almohada para estar más cómoda.

—¿Te aburres aquí conmigo? —Ranma se hizo el ofendido.

—No... claro que no. Me gusta estar contigo —confesó Akane sin pensarlo. Luego se sonrojó profundamente y Ranma disfrutó de aquel sonrojo con una sonrisa.

—Sí, ¿eh? —indagó.

—Quiero ver a mi familia, es todo —continuó Akane intentando mirar para otro lado—... En el hospital solo podía verlos en las horas de visita, y aquí... es casi como si siguiera internada en esa horrible sala.

—Está bien —accedió Ranma, que no quería que le recordaran el hospital—. Bajemos a desayunar, pero volverás a la cama en cuanto te vea cansada, ¿entendiste?

—Sí, señor Ranma —bromeó ella.

Se quedaron observando otro momento, sus miradas recorriéndose los rostros con lentitud. Akane sonrió y Ranma le devolvió la sonrisa, pero después de un rato ella volvió a sonrojarse.

—¿Ranma?

—¿Sí?

—Tengo que... tengo que vestirme para bajar —le recordó Akane.

—Bien, puedes hacerlo —replicó él con pereza.

—¡Ranma! No contigo aquí —dijo ella moviéndose en la cama, incorporándose. Se aguantó, apretando los dientes, el dolor que sentía en el costado por haberse movido muy rápido.

—Lo sé, lo sé.

Ranma se enderezó y estiró el torso y los brazos, moviendo los músculos. Luego se levantó y caminó hacia la puerta.

—Te espero afuera. Si necesitas ayuda puedo llamar a Kasumi —le dijo.

Akane asintió. Se miraron nuevamente. Ranma sonrió.

—Gracias —dijo Akane.

Se sentía tan segura con él cerca siempre.

.

.

Después de desayunar, Akane se quedó viendo la televisión en la sala y Ranma la acompañó. Unas horas después, Nodoka pasó por allí con el rostro pálido y los pasos vacilantes. Su hijo se dio cuenta y la miró.

—¿Estás bien, mamá? —le preguntó de inmediato.

La mujer se pasó la mano por su peinado arreglándose un pequeño mechón que se había soltado.

—Sí, sí, es solo que... me enteré de algo muy desagradable.

—¿Qué cosa, tía? —quiso saber Akane, que también se había girado a observarla y veía las arrugas de sufrimiento en el rostro de la señora Saotome.

—No, no es conveniente que te cuente estas cosas en tu estado, querida. Más tarde, quizá...

—¿Será acaso lo que yo también oí, tía Nodoka? —intervino Nabiki entrando en la sala. Tenía las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta, parecía que acababa de llegar de la calle.

—¿Qué es, Nabiki? Habla —insistió Akane.

Nabiki miró a su hermana, luego a su cuñado y al final a la señora Saotome; se detuvo varios segundos en cada uno, poniéndolos nerviosos.

—Ukyo fue atacada —informó Nabiki.

—¿Qué? —Akane miró a todos los presentes—. ¿Fue... muy grave? ¿Se encuentra bien?

—Ella...

—Nabiki, no es prudente hablar ahora —insistió Nodoka desesperada.

—¿Qué más da, tía? Lo sabrán, tarde o temprano —replicó Nabiki con seriedad.

—¿Qué es? —preguntó Akane enderezándose, quedándose de rodillas en el suelo.

—Está muerta —respondió Nabiki con voz monocorde.

Nadie habló, solo se escuchaban las respiraciones, algunas pausadas y otras aceleradas.

—¿Qué dices, Nabiki? —insistió Akane— No puede ser cierto.

Nodoka se cubrió la boca con la mano y apartó el rostro. Nabiki se quedó observando a Ranma, que miraba el vacío casi sin pestañear, sin hacer ningún gesto con el rostro.

—¿Qué piensas, cuñadito? —inquirió Nabiki.

—Me pregunto... —susurró él sin mirarla, siempre observando al frente, perdido en sus pensamientos— si eso es lo que se llama justicia.

Todas las mujeres hicieron un gesto de horror al mirarlo, pero ninguna dijo nada.

Kasumi, desde el recodo que daba al pasillo, pudo escuchar lo que hablaban y se llevó las manos juntas al pecho, consternada.

—Kami-sama —susurró muy bajo.

.

.

continuará

.

.

Nota de autora: Gracias a todos los que me leen siempre. Espero que les guste cómo sigue esta pequeña saga. Les mando muchos saludos.

Nos vemos mañana.

Romina


El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora