El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)

Yojimbo (parte 44)

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Yojimbo

(parte 44)

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—¡Konatsu! —aulló Kodachi mientras Ukyo seguía tirándole del pelo y ella intentaba darle con la daga para herirla—. ¡Konaaatsuuu!

—¡Se-señorita...! —exclamó Konatsu, intentando avanzar entre los cuerpos de ninjas que iban y venían, siendo lanzados por la habitación, esquivando las patadas y los puñetazos—. Aquí... ¡aquí estoy, señorita Kodachi!

La ninja se precipitó con una patada, pero Ukyo se movió, llevando con ella a Kodachi, arrastrándola. Konatsu intentó lanzarle otros golpes, aunque no quería usar toda la fuera de la que era capaz, pues se trataba de una mujer, y no era la real enemiga de su jefa, pues no era Akane Tendo.

Ukyo se seguía moviendo, esquivando los puñetazos y las patadas, siempre arrastrando a Kodachi del cabello mientras se movía. La heredera Kuno lanzaba chillidos y vociferaba maldiciones hacia toda la casta de la familia de Ukyo, y pronto también contra la de Konatsu.

—¡Ninja idiota! Golpéala de una vez —gritaba Kodachi—, ¡quítame de encima a esta pueblerina maloliente!

—Pe-pero... ¡eso intento, señorita! —se defendió Konatsu a punto de llorar.

—¡Oye! Yo me baño todos los días —aclaró Ukyo.

Aquel momento de distracción sirvió para que la propia Kodachi le diera un codazo cerca de uno de los pechos, que hizo a Ukyo quejarse y apartarse.

—Qué jugada tan sucia —comentó Ukyo mirándola furiosa.

—¿Qué podrá saber una ignorante como tú sobre estrategias para ganar? –comentó Kodachi, luego se volvió hacia Konatsu, que se había quedado momentáneamente quieta, sin saber qué movimiento hacer a continuación—. ¡Tú! —le dijo apuntándola con el dedo—, inútil, buena para nada... ¡estás despedida!

—¿Co-como...? —Konatsu puso cara de pena—. Pero, señorita...

—¿Qué esperabas? —replicó Kodachi torciendo la boca—. En un auténtico momento de necesidad me has abandonado, ¡ya no te necesito!

—Yo... yo soy completamente fiel, señorita Kodachi... —intentó explicar Konatsu lloriqueando.

—¡Silencio! No necesito tus lágrimas y asquerosos fluidos —sentenció Kodachi—. Yo misma me encargaré de esta pueblerina. ¡Vete, que me estorbas!