9°Cobardía

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—¿Te sientes mejor? —pregunté quitando su mano de mi mejilla con cuidado y suavidad ya que faltaba poco para que notara el golpe en mi frente y comenzara a hacer preguntas.

—Ahora sí. —Asintió con la cabeza. —Creo que jamás te había visto con el cabello atado —dijo y sonreí solo elevando las comisuras de mis labios.

—No me hiciste caso. —Lo miré de manera inquisitiva. —No fuiste al médico cuando te lo dije. —Mi tono fue algo duro pero él solo sonrió. —Spencer te estoy hablando enserio si no hubiera tenido a ese cirujano de turno tu mano ya no existiría.

—Estoy bien, no te preocupes. —Miré los monitores que estaban a un costado.

—Tienes fiebre y tienes baja saturación de oxígeno de nuevo. —Tomé el control que estaba a un costado de la camilla y presioné el botón para que esta quedara totalmente horizontal.

—Margo —reclamó mientras yo ajustaba el goteo de solución salina.

—¿Quieres otro cojín? —pregunté tomando la carpeta que estaba a los pies de la cama y comencé a leerla para saber lo que el médico escribió acerca de su condición con el E.coli.

—¿Vas a irte? —preguntó justo cuando Johanna volvió al área médica, me hizo una seña con la mano y me llamó.

—Dame un segundo, ya vuelvo.

Dejé la carpeta nuevamente donde estaba y salí de la sala abriendo la puerta de vidrio y cerrándola con suavidad. Me acerqué a Johanna y la observé algo preocupada.

—Lamento molestarte en este preciso momento pero el museo está abierto mañana y ya no hay máquina de humo para los efectos especiales y necesito que asistas a la charla de ciencias en unas horas. —Asentí con la cabeza debido a que el turno de muchos ya estaba terminando.

—Lo primero podemos arreglarlo con hielo seco y magnesio, eso era lo que utlizaban antes para los efectos especiales de las películas de ciencia ficción y de lo segundo me encargo yo. —Tomé aire profundamente mirando hacia atrás para ver a Spencer que se acomodaba en la camilla.

—Sus padres... —usurró pero la interrumpí.

—Déjalos donde están, tienen suficiente droga como para una semana. —Me alcé de hombros mirando al muchacho con atención.

—Margo si quieres yo me encargo de la charla y les digo que la pospongan.
—Negué con la cabeza.

—No, esa charla está hace meses programada, el director de la universidad quiere que vaya, Spens puede quedarse un par de horas solo. —Ella sonrió. —Johanna ¿Le pondrías un ojo encima en caso de cualquier cosa?.

—Claro, le diré a Marcia que envíe a alguien por el hielo seco al subterráneo. —Sonrió sacando su teléfono del bolsillo de su bata.

—Gracias.

Volví sobre mis pasos hasta la sala en donde estaba Spencer, entré sutilmente, su saturación de oxígeno había subido al noventa y cinco porciento, eso significaba que estaba bien.

—¿Me trajiste la almohada? —preguntó sonriendo, inspiré pesadamente y caminé hasta el sillón pasándole la que estaba allí. —Que estafa.

—Oye es eso o nada. —Me alcé de hombros mientras él se incorporaba un poco y yo la puse detrás de su cabeza.

—¿Qué te pasó ahí?. —Miró mi frente estirando la mano y pasándola por el lugar del golpe. —¿Alguien te lo hizo? —preguntó frunciendo el ceño.

—No, yo caí. —Él asintió con la cabeza. —Voy a estar afuera unas horas, deberías dormir. —Tomé la manta y lo cubrí con ella.

—¿Y después vas a quedarte conmigo?.

119 Días Antes [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora