119 Días Antes [Terminada]

66°Indecencia

—¿Qué haces aquí? —pregunté abriendo la ventana sutilmente ya que mi habitación está en el primer piso, de todos modos creo que es mejor.

—No puedes ir al baile, así que te traje el baile a casa —comentó vestido de manera formal y pulcra por lo que me sentí algo cohibida al estar allí solamente con una sudadera.

—Estás demente —dije sin sonreír ya que si lo hacía probablemente la herida se iba a abrir de nuevo.

—Papá me dijo lo mismo —comentó acercándose por lo que retrocedí un par de pasos a pesar que estaba un metro por sobre él.

—Es que lo estás, llama a Greta Spencer —respondí con intenciones de cerrar la ventana.

—Vamos Margo, solo tienes que salir, no iremos a ninguna parte. —Unos vidrios estallaron e instintivamente mis latidos se dispararon al cielo.

—No es un buen momento —murmuré acercándome a penas a la ventana.

—¿Pasó algo? —preguntó acercándose a la ventana. —¿Margo? —preguntó al no divisarme ya que todas las luces estaban apagadas.

—Ve al baile, te veo el lunes.

—¡Margo! —rugió mi mamá y cerré los ojos aguantando las lágrimas. —Saldremos! ¡No se te ocurra salir a ti también!. —No me había dado cuenta que estaba llorando hasta que una lágrima impactó con el dorso de mi mano.

Spencer se puso frente a mi y me brindó un cálido abrazo atrayéndome hacia él con suavidad, pasó su mano por mi cabello por lo que me dio cierta tranquilidad.

—Vamos —murmuró.

—¿A dónde?.

—A casa.

Perdí la noción del tiempo durmiendo en el sillón de la sala, por lo que cuando entró Spencer abrí los ojos inmediatamente.

—Ya estás levantada —comentó sonriendo. —Proactiva, me agrada. —fruncí el ceño.

—¿Qué?. —Alcé ambas cejas.

—Pensé que estarías durmiendo. —Se alzó de hombros.

—Espera, ¿Qué hora es? —pregunté buscando mi celular.

—Son las diez —dijo poniendo el pan en el tostador.

—¿De la noche? —pregunté buscando una ventana para corroborar mis dudas.

—¿Estás bien?. —Volteó hacia mi mientras me ponía de pie notando que mis pies estaban fríos al igual que mis manos ya que solo estaba con un short un peto y aparentemente Billy se quedó a mi lado ya que tenía algunos de sus pelos en la piernas.

—¿Qué día es?.

—Es Jueves.

—Dormí casi quince horas —murmuré sonriendo y negando con la cabeza.

—¿Entonces ni siquiera te acostaste? —preguntó sonriendo.

—No —comenté buscando algo para abrigarme. —¿Billy? —pregunté ya que no lo veía.

—Oye, sé que estás en tu casa ¿Pero no has pensado que si te ven vestida así en la calle probablemente te arresten? —preguntó desde la cocina mientras yo iba a la pieza y veía a Billy acostado en mi cama.