No sé cuanto tiempo había pasado, solo sabía que el dolor poco menos me estaba dejando sin aliento, ahora necesitaba llorar para poder soportarlo, e incluso retorcerme en la camilla para apaciguar la situación a la que mis terminales nerviosos habían sido sometidos. Sollocé y deseé poder quitarme la intravenosa, esto era peor que a todo a lo que había sido sometida, los golpes eran mejor que esto, dolía al principio, pero esto era dolor constante, incluso creía que podía desmayarme en cualquier momento. Sentía como mis costillas sangraban constantemente y como los moretones poco a poco aparecían tanto en mi rostro como en el resto de mi cuerpo. La puerta se abrió y sollocé de manera bastante audible, estaba adolorida y solo quería que parara, no pedía nada más que eso, quería que se detuviera de la forma que fuera, incluso si eso significaba que debía morir.
—Margo. —Le oí decir a la señora que estaba allí desde el principio. —¿Estás lista para responder mis preguntas? —preguntó en un tono serio y duro.
—Todas y cada una de las que quieras —respondí de inmediato y posteriormente sentí una puntada tan grande en mi abdomen que no pude evitar gritar de dolor, era horrible, tenía el rostro cubierto de lágrimas y no sabía que tanto más iba a poder durar en este estado.
—Okey. —Inspiró pesadamente. —¿Cómo te enteraste de los implantes que estaban en los cerebros de esos sujetos?. —Tragué grueso, pensé en no decirle, pero no quería soportar más, necesitaba detener esto.
—No fue una información concreta —comencé a decir de manera suave mientras sollozaba. —Alguien detectó la frecuencia en la que funcionaban esos chips. —Me detuve para retorcerme a pesar que las amarras me tenían pegada a la camilla sobre la que estaba acostada. —Y no supimos qué eran al principio, de hecho jamás lo supimos con exactitud, solo fue una sospecha.
—¿Solo una sospecha?. —Asentí con la cabeza. —¿Y cómo crearon todo eso solo en base a una leve corazonada?. —Sollocé y me quejé cuando sentí como se me oprimía la caja torácica cortándome el oxígeno, me vi obligada a toser y eso me causó mucho más dolor del que ya tenía.
—Era a todo o nada —murmuré. —Fue un enorme riesgo que hubo al ingresar al pentágono, podía no funcionar y yo podía morir-
—¿Quién diseñó el virus que formateaba la información del chip para después aniquilarlos?. —Me quedé en silencio un momento antes de comenzar a llorar de manera audible, no por la información que estaba entregando, sino por lo débil y adolorida que me sentía.
—Vanessa Striker, era parte de la Marina y después se me unió cuando fui a la guerra como médica —respondí de manera sincera, pero ella no me estaba creyendo por que su rostro estaba implacable. —Por favor, solo quíteme esto, todo lo que le he dicho es verdad, se lo prometo. —Ella tomó aire profundamente antes de decir algo lo que alargaba sin duda mi agonía.
—Marcus llévala a la otra sala.
Un enorme sujeto de contextura gruesa por los músculos que tenía ingresó a la habitación, me quedé en silencio aguantándome el dolor pero no pude evitar chillar de miedo cuando comenzó a quitarme las amarras de cuero, me tomó entre sus brazos con mucha brusquedad pero como no me quitó la intravenosa mantuve el brazo extendido de modo que la aguja no me causara daño, caminó mientras la oficial llevaba el tubo con la bolsa de Death colgada en ella. Al salir de esa habitación noté que estábamos sin duda en el sótano de algún edificio, debido a que todo parecía estar hecho de cemento y el techo era ridículamente alto, no pude distinguir nada más debido a mi deplorable estado. El sujeto entró conmigo a otra habitación muy parecida a la anterior, pero en esta había una silla anclada al suelo. El hombre me soltó de improvisto y me di un duro golpe en el suelo, caí de espaldas y sentí como el aire abandonó mi cuerpo un momento por lo que me costó recuperar nuevamente la respiración.
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119 Días Antes [Terminada]
Ficção Científica119 días antes que el mundo acabara. 119 días antes que Margo pusiera en marcha su plan. Si, ese plan que desgraciadamente estaba destinado al éxito a costa de la vida de muchos. 119 días antes que Spencer se enfrentara cara a cara contra el miedo...