68°Débil

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—Oye oye —dijo Johanna entrando a la sala mientras yo escribía en la pizarra con la tiza. —Deberías estar descansando.

—Sí, lo sé —mencioné al seguir resolviendo el problema planteado en la pizarra.

—Entonces ve. —Se quedó allí de pie como si no estuvirra dispuesta a irse a menos que yo cediera.

—¿Sabes? Soñé algo muy extraño cuando estaba en coma —mencioné a la vez que seguía escribiendo números. —Tu te casabas con Garret y yo había despertado con una extraña especie de amnesia que no me permitía recordar a Spencer ni a nadie que hubiera conocido antes de entrar a la universidad, pero tu boda Johanna, era bellísima —resumí tomando el borrador para borrar unos números ya que calculé mal el resultado.

—¿Sugieres que me case? —preguntó sonriendo.

—No sugiero nada —respondí encerrando el resultado en un óvalo yendo a la siguiente pizarra.

—No te pongas así. ¿Quieres hablar de fantasía?.

—Gracias a esa droga idealicé al sujeto que conocí en Nuevo México —comenté con algo de sarcasmo.

—¿Y qué con eso?.

—Ni lo conocía Johanna y ambos nos idealizamos al modo de decirme eso en la ambulancia —bufé rompiendo sin querer la tiza por lo que tomé otra dejando aquella de lado.

—¿Qué te dijo?.

—Nada. —Negué con la cabeza.

—Estuviste en coma hasta hace cinco horas, deberías ir a descansar, al menos no estimular demasiado tu mente —dijo ella cuando finalicé el cálculo pasando a una tercera pizarra pero esta era de pantalla transparente por lo que dejé la tiza tomando un plumón blanco.

—Esto no va a calcularse solo —respondí de manera obvia.

—Traeré a Spencer.

—Oí que aislaste el efecto psicótico de la droga que sintetice —comencé a decir por lo que me quedé mirando la pizarra sin verla a ella.

—Si, lo hice —afirmó asintiendo con la cabeza.

—Eso lo convierte en una nueva droga. —Volteé lentamente hasta verla unos instantes para comenzar a ordenar las cosas que estaban sobre la mesa.

—Si, lo sé. —Me observó unos segundos. —¿Quieres ser objeto de prueba otra vez?.

—A menos que la hicieras el doble de fuerte, no, gracias. —Negué con la cabeza. —¿Aún traerás a Spencer?.

—¿Seguirás forzando a tu cerebro?. —Me alcé de hombros mostrando indiferencia. —Entonces sí, al menos quédate en el penhouse.

—No quiero estar ahí, es aburrido. —Negué con la cabeza.

—Si no descansas tu cerebro explotará.

—Sabemos que es imposible. —Me miró y se marchó saliendo de la sala mientras yo acomodaba laa pizarra observando mis desnudos brazos, ya no habían hermosos tatuajes decorándolos.

Spencer no fue a Nuevo México.
Aton no pintaba.
Billy no existe.
No lo conocías en realidad.
Nunca lo amaste.
Nunca te amó en realidad.
A Spencer no le importaste en absoluto, te dejo morir con los Lions...

—Silencio —murmuré callando a mi mente. —Para.

Muy débil, morirás pronto...

—Basta. —Negué con la cabeza. —Eres mi mente, no vas a jugar conmigo.

119 Días Antes [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora