115•Irascible

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—Ahora, suponiendo que podemos resolver el problema de generar un remanente de tiempo que esté dispuesto a viajar al futuro sacrificando su existencia en esa línea de tiempo ¿Cómo lograremos hacer que viajes al pasado? —preguntó él algo ansioso con lo que le estaba conversando.

—Okey, esto es lo que había pensado —me aclaré la garganta. —Por lo que sé sería necesario un agujero de gusano. En el universo conocido existen minúsculas fluctuaciones cuánticas en el tejido espacio-tiempo a escalas muy pequeñas, entre estas también se incluyen variaciones de energía negativa y positiva. —Tomé aire profundamente. —Si tuviéramos una fluctuación fuerte y densa de energía positiva, esta crearía una curvatura en el espacio que tendería hacia una dirección particular, mientras otra gran fluctuación, pero de energía negativa, crearía otra curvatura en la dirección contraria.

—Entonces prácticamente hemos estado viajando en el tiempo, tú al llegar a Ohmnus y yo al llegar a la tierra debido a que cruzamos un agujero de gusano, eso es prácticamente viajar en el tiempo, pero no llegamos a un tiempo específico, llegamos a una tierra distinta. —Pasó las manos por su cabello como si estuviera frustrado.

—Tal vez llegamos a otro planeta por que ahí fue donde nos vomitó el agujero de gusano, me refiero, tal vez al estar dentro se encuentra un campo de concentración de energía tan grande que no conocemos por estar sin control alguno, tal vez dentro de uno de los tantos "pasajes" del agujero de gusano exista la opción de ir al pasado o al futuro, sabes a lo que me refiero, tal vez no lo vimos. —Él asintió con la cabeza.

—Puede que tengas razón, pero hasta entonces Woodstock, estamos sólo haciendo suposiciones, no quiero preguntarlo, pero necesito saberlo ¿Cuánto tiempo queda antes de que esa cosa libere el virus?.

—Poco —murmuré. —Muy poco.

—¿Y si no funciona?. —Alzó ambas cejas esperando mi respuesta.

—Si no funciona pasamos al plan B.

—¿Y cual es ese?.

—Yo desactivaré esa cosa, es lo correcto. —Se escuchó un estruendo arriba y fue cuando la trampilla se abrió, fruncí el ceño y me acerqué a las escaleras, a penas vi las linternas supe lo que pasaba, iban a secuestrarme por milésima vez...

Abrí los ojos, recordaba muy poco de lo que había pasado, en realidad lanzaron gas somnífero lo que hizo que prácticamente nos desvaneciéramos sin posibilidad alguna de luchar o de poner objeción. Estaba tan cansada de esto, siempre me secuestraban por A, B o C motivo, sólo deseaba que esta fuera la última vez, no quería más golpes, más amenazas, no quería más nada, pero ahora no podía morir, si moría el plan se activaría y todos morirían, no podía permitirlo, había más gente que quería salvar de la que había calculado en un principio. Tosí levemente debido a que tenía la garganta seca, analicé lo que había a mi alrededor, estaba en una sala luminosa y no estaba sentada como siempre sino que ahora descansaba sobre mi espalda, estaba presa en una camilla y cerré los ojos un momento debido a que me estaban ardiendo. No había más que decir, esto es historia repetida, pero luego lo recordé ¿Y Spencer?; volteé la cabeza para verlo pero no lo vi así que suspiré aliviada.

—Señorita Woodstock, es un placer al fin conocerla —dijo una mujer decrépita entrando a la sala en donde estaba, tenía alrededor de cincuenta años, tenía los ojos azules, el cabello marrón y un rostro me me aterrorizaba profundamente.

—¿Quién es usted? —pregunté frunciendo el ceño corroborando a la vez que tenía los brazos atados por sobre la cabeza y el resto del cuerpo asegurado a la camilla con correas de cuero.

—Mi nombre es oficial Wuncht, así quiero que te refieras a mi Margo —dijo ella cruzándose de brazos mientras yo analizaba el lugar y descartaba estar en el pentágono nuevamente, eso no era posible debido a que me sabía los planos de memoria.

119 Días Antes [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora