119 Días Antes [Terminada]

117•Perversa

Grité, no podía sorportarlo, estaba sufriendo muchísimo, así que me expresé, dolía como el demonios así que sólo lo hice, ya no me importaba ser o verme débil, solo tomé aire profundamente y dejé caer la cabeza hacia adelante, no esperaba que nadie viniera por mi así que sabía que este era mi final, solo me hubiera gustado decirle a Spencer cuanto lo amaba.

Oí voces, voces familiares y no sabía que era, no quise ilusionarme así que sólo cerré los ojos para soportarlo. Podían ser ellos como podía ser mi mente satisfaciendo la necesidad que tenía de sentir que aún me querían, que aún les importaba, que aún había alguien ahí afuera que me quería viva...

—Bien, ya que trajeron el pendrive y verifiqué que era el virus y el software pueden ir por ella, ya no me sirve. —Oí que mencionó la mujer que me había estado interrogando.

No pasó mucho tiempo hasta que los pasos se aceleraron y la puerta se abrió de golpe, me sobresalté levemente pero no me quedaban fuerzas como para poder levantar la cabeza, así que sólo esperé lo mejor y no lo peor.

—Margo. —Oí la voz de Spencer y comencé a sollozar, no podía creer que estaba aquí. —Oye. —Colocó las manos a los costados de mi rostro y me hizo levantar la cabeza hasta que me topé con sus enormes ojos color verde mientras alguien comenzaba a quitarme las amarras de las muñecas. —Ya, estoy aquí —dijo con voz suave pero yo seguía sollozando, aún estaba asustada, tenía miedo y estaba muy adolorida, no sabía qué hacer.

Comencé a llorar de manera más audible y él me observó serenamente a la vez que alguien me quitaba la intravenosa, pero ningún alivio me recorrió, solo seguí sintiendo el mismo nivel de dolor que hace algunos minutos, al estar libre me arrojé a sus brazos y me rodeó con los suyos, ahora estaba protegida, segura, ahora estaba en casa.

—Shhhh —dijo mientras me levantaba de la silla sin dejarme usar las piernas y me dejó lentamente en el suelo pero mis extremidades flaquearon y no pude evitar tambalear por lo que me asujeté de sus brazos intentando permanecer de pie.

—Spens, no puedo... —murmuré pero él me interrumpió ayudándome a que me sentara en el suelo, y colocó las manos a los costados de mi rostro para observarme atentamente pero mi llanto se estaba volviendo algo incontrolable.

—Tranquila —murmuró de manera serena a la vez que limpiaba mis lágrimas con sus pulgares. —Ya pasó. —Iba a decir algo pero me interrumpió nuevamente. —Sé lo mal que te sientes. —Ví como sus ojos se cristalizaron y se llenaron de lágrimas. —Sé lo dolorida que estás, pero ya pasó y vas a estar bien, yo me aseguraré que estés bien, pero tienes que estar tranquila o tendrás un ataque de pánico o de ansiedad.

—Te amo. —Me rodeó con los brazos y yo comencé a sentir que poco a poco mi cuerpo se rendía, que no me quedaban fuerzas y que ya era tiempo de dejar de luchar, alguien iba a cuidarme y me iba a cuidar bien.

—Shhh. —Acarició mi cabello y me dio un cálido beso en la frente. —Ya mi amor. —Me calmó cuando mis músculos comenzaron a temblar inconscientemente a causa de la droga.

Spencer tomó a Margo entre sus brazos y la levantó del suelo, ella se acurrucó en su agarre debido a que aún sentía un gran dolor, además habían cortes que no habían dejado de sangrarle.

Él la sacó del lugar y la subió al auto con agilidad, al tenerla allí sobre su regazo fue cuando notó que en realidad no era invencible, que no era inmortal, por más inteligente que fuera aún así seguía teniendo miedos, seguía siendo alguien a quien podían lastimar fácilmente, a los ojos de Spencer seguía siendo la misma niña de once años a la que amó desde que la vio por primera vez. La escuchó llorar y le acarició el cabello tratando de calmarla, deseaba poder quitarle el dolor, pero no podía y se lamentó no tener esa habilidad.