94•Racismo

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—Pueden ser niveles anormales de potasio en el cuerpo pero no creo que sea posible. —Pensé un poco más. —Antecedentes de un ataque al corazón previo o daño al miocardio. —Negué con la cabeza. —Cardiopatía congénita. —Pensé en voz alta mientras Spencer estaba cruzado de brazos. —Hipertiroidismo —bufé. —No lo sé, no tengo como saberlo sin implementación médica Spencer —mencioné molesta, pero no con él, sino que conmigo misma.

—Vamos, piensa estudiaste medicina y no dudo que eras una de las mejores, además así cuando lleguen los paramédicos vas a decirles lo que sabes y lo que necesitas que averigüen. —Me mordí los labios levemente tratando de pensar con más claridad.

—Alcohol, cafeína, drogas que estimulen la actividad del sistema nervioso, medicamentos utilizados para la depresión o la psicosis. —Miré al Spencer que estaba de espaldas en la cama. —Pero él no tiene cara de padecer depresión, pero no sabré mucho hasta que se ordene un exámen toxicológico para poder saber qué es lo que consumió que ocasionó esto. —Lí que se acercaba un auto y me pregunté como era que íbamos a sacarlo sin que Jamie se percatara de aquello pero como el muchacho que estaba allí tenía cierto don para saber que era lo que estaba pensando se adelantó a mi y dijo:

—Salieron a comprar cosas para la cena al supermercado ya que no habían vegetales. —Sonreí asintiendo con la cabeza.

Los dos paramédicos entraron corriendo por los pasillos de la casa debido a que oíamos el sonido que provocaban sus pisadas, les abrí la puerta y ellos entraron a la habitación llevando consigo toda la implementación médica requerida para los primeros auxilios, estaríamos una hora en vuelo de vuelta a Washington gracias a su repentina aparición. Tomé el collarín cervical, me incliné hacia adelante y lo puse alrededor del cuello del muchacho ajustándolo a un costado para así prevenir todo lo que es un daño en la columna.

—¿Qué tenemos? —preguntó uno de los paramédicos y le quité de manera sutil el estetoscopio de los hombros ya que lo necesitaba para poder oír bien los latidos de su corazón para saber si efectivamente estaba estable para resistir el viaje antes de recibir atención médica.

Puse las olivas en mis oídos y el diafragma lo ubiqué en su pecho, fijé la vista en mi reloj y cuando el segundero llegó a cero comencé a contar los latidos de su corazón, iba a una frecuencia elevada y mientras el segundero avanzaba el número se incrementaba aún más hasta llegar a una mal cifra para estar en reposo.

—Ciento cinco latidos por minutos. —Le informé a los paramédicos que comenzaban a estabilizarlo en la tablilla para transportarlo al Jet. —Taquicardia —mencioné escuchando cómo poco a poco su rítmo cardiáco volvía a ser normal. —Es intermitente.

—¿Algún otro antecedente? —preguntó la paramédico que estaba asegurándolo a la tablilla para proceder con el traslado.

—Ninguno que conozca. —Negué con la cabeza devolviéndole el estetoscopio para que pudiera proseguir con su trabajo.

—Okey, estamos listos para el traslado, tenemos equipo médico necesario en el Jet para poder tener seguimiento de sus signos vitales. —Asentí con la cabeza pero vi que estaba despertando mientras lo sacaban de la habitación.

—Lo siento —le dije al muchacho que seguía de pie a un costado de su cama mientras me acercaba a su lado debido a que me sentía algo extraña al tener que irnos tan pronto aunque admito que me agradaba la idea de hacerlo.

—De todos modos querías marcharte, salvo que ahora es porque la vida de alguien peligra. —Extendió su brazo y me rodeó con este. —Espero que ese sujeto esté vivo o sino me habrá hecho hacer el mismo viaje dos veces por absolutamente nada.

119 Días Antes [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora