31°Inmadura

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—¿Dónde estamos? —pregunté teniendo un muy mal presentimiento acerca del lugar, era una extraña vibra me recorría la espina dorsal casi dándome una alerta de peligro.

—En casa —afirmó sonriendo pero yo me sentí muy nerviosa queriendo cubrirme con unas sábanas para sentirme tranquila como lo hacía cuando era una niña.

—No puedo verlos Margo, enserio que no. —Negué con la cabeza mientras mi barbilla temblaba, estaba aterrada.

—Puedes —dijo ella en un tono suave. —Ellos no van a herirte, estos Richard y Natalie van a quererte como me quieren a mi. Dales una oportunidad, date a tí misma la oportunidad de tener lo que siempre quisiste —mencionó en voz baja.

—¿Qué? —pregunté mientras fruncía el ceño.

—Puede que no me creas —susurró. —Pero desde que llegaste he tenido pesadillas, recuerdos aterradores y no son míos, son tuyos. —Inspiró pesadamente. —Solo querías que te amaran y que estuvieran orgullosos de ti, date la oportunidad de tenerlo. —Me sonrió. —No va a pasarte nada, yo voy a estar ahí contigo y si quieres irte en algún momento está bien yo te acompañaré. —Asentí levemente con la cabeza. —Bien, vamos.

Cruzamos el sendero de la entrada y aprecié la casa mientras me tranquilizaba. Era una construcción acogedora y cálida, no tenía demasiadas palabras para describirla en ese momento, estaba asustada y por más bella que fuera siempre le vería lo negativo. Tragué grueso cuando Margo abrió la puerta y entró a la casa con naturalidad, claro, ella creció aquí. Me hizo un gesto para que me quedara afuera un momento pero de todos modos espié, necesitaba saber si era un lugar seguro antes de bajar la guardia.

—¿Mamá? ¿Papá? —preguntó la muchacha dejando su bolso en el sillón. —¿Hay alguien en casa?.

—Mi amor. —Oí desde el fondo la voz de una mujer por lo que supe que era mamá. —Estamos en la cocina, ven.

—Necesito que vengan, es importante —dijo la muchacha quedándose donde estaban sin moverse.

—Espéranos un momento. —Margo se dio media vuelta y me hizo una seña para que entrara. Puse un pie en esa casa y yo seguía temblando aún con miedo, pero ella me sonrió tranquilizadoramente.

—Tranquila —me susurró mientras unos pasos se acercaban al living en donde estábamos.

—¿Qué pasa...? —preguntó papá y al vernos a ambas se quedó pasmado.

—Hija... —comentó mamá llegando a la escena, pero al verlos a ambos sentí algo de pánico, ellos estaban radiantes, se veían alegres y no descompuestos como en la tierra. —Oh por Dios —susurró mientras me miraban a mi. —¿Tuvimos gemelas y no lo recuerdo? —le preguntó a su esposo.

—Ella es Margo. —Me presentó a sus padres. —Trabaja con Spencer en el laboratorio y llegó ayer, viene de un mundo paralelo. —Mamá se acercó a nosotras y yo retrocedí un paso. —Es mi yo de otro planeta, literalmente —explicó Margo con suavidad.

—¿Cómo te llamas? —me preguntó mamá e inconscientemente comencé a temblar.

—M-Margo Wood-dstock —tartamudeé un poco, no podía soportarlo, era una horrible sensación, ella iba a poner una de sus manos en mi rostro pero me aparté instintivamente y sentí los ojos vidriosos, quería llorar.

—¿Estás bien? —preguntó papá y salí por la puerta, era demasiado para digerir.

—¡Margo! —gritó la muchacha desde la puerta mientras yo me alejaba corriendo, necesitaba calmarme, estsr tranquila, respirar aire fresco.

Doblé en el mismo recodo y volví a los laboratorios, era el único lugar que me parecía realmente familiar, era lo más cercano que tenía a una casa. Crucé el umbral de entrada y busqué un lugar en donde encerrarme para llorar, pero solo vi a Spencer caminando hacia mi y me quedó tener que secarme las lágrimas y mirar hacia otro lado como si estuviera perfecta.

119 Días Antes [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora