21°Egoísmo

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Una hora, unos dies golpes después y varias gotas de sangre menos fue cuando comencé a sentir los horribles efecto de la baja temperatura corporal.

—Peterson si crees que golpeándome obtendrás información déjame decirte que mis padres son alcóholicos y drogadictos y me usaban de saco de boxeo siempre que se aburrían o cuando cometía un error, y este muchacho de aquí —dije mientras un hilo de sangre bajaba por mi barbilla. —Golpea como niña, además fui niña prodigio en una escuela pública, si quieres información los golpes no van a hacerme hablar. —Me alcé de hombros.

—Vas a decírmelo de todos modos Margo, aunque deba quebrarte hueso por hueso tú vas a hablar. —Me amenazó y yo solo sonreí a pesar que la sangre salía por mi boca probablemente porque tenía un labio que sangraba.

—No si muero. —Me alcé de hombros. —Estoy totalmente empapada y mi temperatura corporal. —Mi mandíbula comenzó a tiritar. —Está como por debajo de los noventa y cinco grados Farenheit o los treinta y cinco grados Celsius —comenté sin poder evitar que mi cuerpo temblara. —Si sigue disminuyendo moriré pronto y lo haré aún más porque tengo anemia y no he comido nada, así que adelante, rompe cada hueso de mi cuerpo, de todos modos me ayudarás a fallecer más pronto.

—Necesito información y ya estás pálida Margo. —Hizo que el muchacho se acercara a mi y presionó un botón por lo que el techo se abrió dejando caer litros y litros de agua sobre mi, estaba aún más fría y él sonrió.

—La palidez es un efecto de la hipotermia Peterson, si fueras médico lo sabrías. —Miré el suelo por lo que detecté otro síntoma cuando respiré profundamente. —Tu matón me ha roto un par de costillas, causó un neumotórax y si yo muero tu pierdes lo que sea que quieras. —Temblé incontrolablemente.

—Quiero saber quién me enemistó con el gobierno de Rusia Margo, tienes que decírmelo.

—Natalie y Richard Woodstock.

—¿Tus padres?. —Alzó ambas cejas. —No pudieron hacerlo.

—¿Quién crees que me enseñó a romper los cortafuegos de la base de datos del área 51? —pregunté algo confundida ya que no estaba pensando claramente.

—¿Y porqué la dirección me llevó a tus laboratorios?. —Se agachó para quedar a mi altura e hizo contacto visual.

—Porque están en una celda de contención se salieron y lanzaron los misiles tratando de inculparme.

—¿Porqué no lo dijiste antes de golpearte?.

—Así tengo causa y motivo probable para denunciarte y hacer tu historia pública. —Arrastré las palabras.

—No lo harás. —Un último golpe fue el que me dejó inconsciente de nuevo.

Oí mucho ruido, estábamos en una carretera, o por lo menos yo estaba cerca de una, abrí los ojos, estaba luminoso, aún era de día pero ¿Qué día exactamente?. Me moví notando que estaba en un lugar móvil, una camioneta, vi quiener eran los que conducían, personas del correo o mejor dicho agentes del Swat disfrazados de ellos, uno miró por el espejo retrovisor viendo que había despertado.

—Estamos llegando, el jefe dice que tus servicios en el pentágono ya no son requeridos. —Sonreí levemente mientras pasaba una mano por mi cabeza.

—Así que estabamos en el subterráneo de esa instalación. —Temblé sintiendo mi cuerpo aún frío, el auto se detuvo y cerré los ojos.

—Tienes una chaqueta allí atrás, te sugiero que si no quieres prensa es mejor que no te vean, hasta acá llegamos.

Tomé la chaqueta y me la puse sobre los hombros poniéndome el gorro ya que no quería que me reconocieran, bajé por la puerta trasera y vi que por suerte estaba al frente de los laboratorios, más bien por la parte posterior, caminé con algo de dificultad mientras con una mano hacía presión sobre el costado de mi cuerpo que estaba adolorido, probablemente no tenía un neumotórax, lo dije intentando sobrevivir, pero me habían dado una paliza y no se quedarían así las cosas, pagarían por esto, pero ahora solo quería llorar.
Tiritaba a cada paso y pensé que jamás llegaría ya que no podía coordinar mis piernas y me sentía débil, ingresé el código de la puerta que estaba detrás de unas enormes plantas que tapaban la vista. La abrí empujando hacia adentro y la cerré justo detrás de mi, avancé tambaleando, estaba entrando en shock, necesitaba calor para subir mínimo dos grados a mi temperatura actual.
Caminé un poco tratando de encontrar a alguien pero el museo estaba vacío por la operación 913.

119 Días Antes [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora