—¿Qué hora es? —pregunté tomando la mano de Logan para poder ver la hora en su reloj pero no me permitió verla, sino que alejó su mano de mi rápidamente.
—¿Estás apurada? —preguntó sonriendo mientras acariciaba mi cabello con suavidad.
—No. —Me incorporé y apoyé mi barbilla en su pecho. —Pero ayer me dijiste que tenemos que mudar el campamento a las orillas del río, además las reservas de agua que tenemos son escasas. —Me alcé de hombros.
—Son las seis de la mañana Margo, podemos dormir unas horas más.
—Dormir —dije rodando los ojos ya algo hastiada de intentarlo por lo que me incorporé y tomé mi camiseta que estaba en el suelo, la pasé por mi cabeza y la deslicé hacia abajo. Tomé mis pantalones de buzo y me los coloqué con agilidad sin incorporarme demás ya que la carpa no es muy alta.
—Margo —dijo Logan desde el colchón debido a que aún estaba acostado. —Deberías intentar dormir enserio, tienes unas ojeras que delatan tu cansancio y estás más pálida. No has dormido casi en cuarenta y ocho horas, creo que debes acostarte y descansar un poco.
—Tres días Logan casi cuatro —le corregí con suavidad.
—Con mayor razón entonces, deberías dormir. —Hice un puchero y esperé que no se enojara para que pudiera salir y empacar por último, pero no tenía ganas de volver a estar tumbada horas allí sin conseguir nada. —Trae tu trasero de vuelta aquí —dijo de manera seria.
—No. —Negué con la cabeza porque estaba colocándome las zapatillas y estaba lista para salir de la carpa a tomar aire profundamente, tenía hambre, tal vez una barrita de cereal apagaría ese sentimiento y esas estaban en mi mochila y mi mochila estaba al lado del tronco que usamos como asiento ayer.
—Pásame mi ropa al menos. —Tomé sus pantalones y su polera pasándoselos en las manos. —¿Y si me haces un masaje? —preguntó sonriendo y lo miré mal.
—¿Yo tengo que darte un masaje?. —Alcé ambas cejas indignada. —Tú deberías darme uno —mencioné abrochando las agujetas de mis zapatillas.
—Perfecto, ven y te doy un masaje. —Lo miré dubitativa unos pocos segundos pensando en que se trataba de una artimaña para que volviera al lugar de donde salí.
—¿Cuál es el truco?. —Fruncí el ceño tratando de sospechar cuál era el engaño.
—El truco es que vengas antes de que me arrepienta. —Sonreí y llegué hasta su lado por lo que me acerqué y me tumbé sobre mi abdomen en el colchón. —Hagamos un trato —dijo antes de hacer algo. —Si al menos logro que te quedes dormida no más pastillas, al menos no diarias, no más Estazolam. En caso que no, vas a ir al neurólogo y tomarás lo que él te de, no lo que te autorecetaste.
—Es muy complicado lo que me estás pidiendo, tu sabes que alguien puede morir antes por no dormir que por no comer. —Traté de usar mi argumento para convencerlo de la importancia que tenían esas pastillas en mi vida cotidiana.
—Tomo eso como un si. —Se e sentó ahorcajadas de mis caderas y sus manos fueron a mi nuca. Sus dedos masajeaban mi piel y se sentía reconfortante.
Al cabo de unos pocos minutos Margo ya estaba relajada, no dormía, pero se estaba desconectando poco a poco de su mente, la cual era la causante de su insomnio. Margo no dormía porque no podía, bueno, tal vez en parte sí, pero su razón más profunda era que se estaba viendo atacada constantemente con pesadillas de lo más desagradables, y no le agradaba la idea de despertar sintiéndose miserable y pena por sí misma ya que eso la podría derivar a un cuadro de depresión del cual no estamos seguros que pueda salir totalmente bien.
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119 Días Antes [Terminada]
Ciencia Ficción119 días antes que el mundo acabara. 119 días antes que Margo pusiera en marcha su plan. Si, ese plan que desgraciadamente estaba destinado al éxito a costa de la vida de muchos. 119 días antes que Spencer se enfrentara cara a cara contra el miedo...