22°Rencor

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Ingresé a la computadora mientras mis dedos volaban por el teclado rompiendo cortafuegos a diestra y siniestra. Garret entró a la habitación y me observó desconcertado.

—¿Margo? ¿Qué haces?. —Se acercó mientras mis ojos permanecían quietos en la pantalla, necesitaba concentrarme.

—Hackeo el departamento de defensa. —Rompí unos pocos cortafuegos pero desde mi último ataque ellos habían reforzado la seguridad, ya no estaba segura de si podría lograrlo o no.

—Tienes prohibido hackear lo que sea. —Me advirtió mientras yo lanzaba un virus que los dejaría inmóviles durante cinco minutos a menos que lo traspasaran, pero estaba tan bien codificado con códigos ocultos que me sentí orgullosa de Vanessa, era buena en esto.

—Lo sé, pero después de esto nadie podrá reprochármelo. —Me alcé levemente de hombros tomando aire profundamente.

—¿Qué intentas?. —Se inclinó hacia adelante viendo como los números y enlaces en letras verde comenzaban a bajar con algo de velocidad.

—Eliminar al que sea que esté allí adentro. —Seguí haciendo magia.

—Princesa de hielo, sé que estás molesta... —lo interrumpí.

—Molesta no, furiosa —repuse tomando aire mientras lograba ingresar al sistema de seguridad. —Entré —canturreé bloqueando todas las entradas y salidas del edificio.

Todos los sitios según el plano tenían un sistema contra incendios en el que se quitaba todo el aire del lugar, buena técnica ya que el oxígeno alimenta al fuego pero también alimenta a los humanos.

—Margo no —dijo él tratando de quitarme de la computadora pero ya estaba todo hecho, cualquiera que estuviera adentro moriría. —¿Qué acabas de hacer? —preguntó mientras yo cerraba el computador y buscaba un arma bajo el escritorio.

—Justicia. —Saqué la pistola y disparé a las partes importantes del computador para que quedara irrastreable.

—No, firmaste tu sentencia de muerte. —Negué con la cabeza apagando el inhibidor de señales a la vez que dejaba el arma sobre el escritorio.

—El sujeto que pudo haberme matado trabaja allí. —Me alcé de hombro.ms. —Buenas noches. —Salí de la zona sintiéndome totalmente destruída, torpe, patética.

Si, la humanidad es un terrible asco.
Corrí a la habitación en donde estaría tranquila, pasé las puertas, entré dejandolas bien aseguradas, pero necesitaba soledad, no podía asimilarlo a menos que estuviera en un espacio silencioso.

***

Vi a Margo comenzar a enloquecer después de haber hackeado el departamento de defensa del gobierno, cerró todas las salidas y activó el sistema de incendio el cuál saca todo el oxígeno presente, matando así todos los cautivos de la base y todos los operadores de ella como lo era el ministro Aníbal Peterson. Pensé que las cosas acababan allí, pero ella se volvió más temeraria, mucho más de lo que solía ser antes del ataque, mandó a construir un campo de tiro en el subterráneo de este laboratorio. Yo ya no podía verla, estaba distante a todos y callada hasta conmigo, no me hablaba ni respondía mis preguntas. Se encerró sola en la habitación que habilitó intensificando la seguridad en el edificio y puso reconocimiento de huellas digitales en todas las puertas que guardaban algo importante como su laboratorio al que Johanna ya no podía entrar, Margo trasladó algunas cosas y le dio el suyo propio, ella ya no quería trabajar con nadie. Habían pasado un par de días desde que todo pasó y ella cambió drásticamente sin decirme nada, estaba molesta conmigo porque yo no quise comprender que ella se ofreció voluntariamente para recibir una paliza que pudieron habernos dado a los dos, asumió toda la responsabilidad.
Tomé aire profundamente, ella no debería estar en una habitación provisoria en donde no tiene cocina y pide comida a domicilio o mejor dicho a laboratorio, se ha rendido con la dieta y toma pastillas para soportar lo que tiene sin sufrir síntomas negativos, Margo debería vivir en su casa, no yo, no Tessie, ella porque se ha esforzado por mantener y construir este lugar a su gusto, sinceramente creo que no merezco estar aquí.

119 Días Antes [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora