87•Ególatra

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Abrí los ojos en un sobresalto, estaba cansada, sentía los párpados pesados y eso solo se debía a la falta de hierro en mi sangre, cosa que por lo demás es bastante grave.

—Al fin despiertas princesa —dijo el mismo sujeto cuyo nombre no conocía. —Que bueno que tenemos médicos competentes en este edificio, no así como en los laboratorios ZPE. —Rió irónicamente. —Te inyectaron algo llamado shock de hierro cosa que hace que te repongas bastante rápido.

—¿Estás bien? —preguntó Spencer en un susurro mientras yo llevaba mi vista a su brazo que aún estaba colgando a un costado de la silla.

Me imagino que no ha querido moverlo debido al dolor, la posición de este era anormal y estaba sumamente hinchado, podía verlo de manera bastante fácil ya que no tenía polerón y su piel estaba a la vista.

—Claro que está bien Romeo, despertó ¿no?. —Enarcó una sola ceja observándolo atentamente. —Volvamos con lo que estábamos, te hablé sobre el ataque informático a este edificio, quiero saber ¿Dónde está la computadora con la que lo hiciste? —preguntó enarcando una ceja.

—No está, la boté, la rompí para que quedara irrastriable, le borré los códigos, los números de serie y solo la deseché —dije rápidamente y fui honesta, no era una mentira. Volvió a tomarle el mismo brazo al muchacho y apreté los dientes mientras él le doblaba la mano de una manera asquerosa y el mismo sonido se hizo presente acompañado de un grito de dolor de Spencer.

—NO MÁS MENTIRAS WOODSTOCK —me amenazó apuntándome con un dedo mientras el brazo del muchacho caía a un costado y él se doblaba sobre su mismo cuerpo para poder aguantarlo.

—¡No es mentira! —exclamé. —Es verdad, es lo que hice, manda a alguien y que se revuelque en la basura ¡Ahí está! ¡Porque es verdad!. —Sentí más lágrimas cayendo por mis mejillas y se mezclaban con la sangre de mi labio. —Es verdad —insistí entre lágrimas. —Deja de lastimarlo —mencioné viendo como Spencer lloraba, jamás lo había visto derramar una lágrima, la de las lágrimas era yo y cambiar papeles es algo que no me agrada. —Lastímame a mi si crees que miento, no a él, por favor.

—Te creeré, alguien ira y revisará la basura. —Apreté los dientes para poder liberar algo de presión. —Hablemos del plan para acabar con el mundo —mencionó acercándose a mi. —¿Qué es?.

—Es un virus —dije entre sollozos.

—Perdón ¿Qué dijiste?. —Enarcó ambas cejas haciendo como si no me hubiera escuchado por lo que me enfadé.

—¡Un virus imbécil! —exclamé para que pudiera oírlo fuerte y claro. Levantó la mano con la intención de golpearme, cerré los ojos y me encojí un poco para que no doliera tanto.

—¡No le toques ni un solo pelo!. —Le oí decir al chico a sus espaldas. —No te atrevas a hacerlo. —Su tono era desafiante y este tipo volteó con enojo, levantó una pierna y golpeó a Spencer en el pecho con la planta del pie, gracias a la fuerza del impacto la silla se desatornilló del suelo y terminó en el suelo causando un enorme estruendo.

—¡NO! —grité desde el fondo de mi alma. —¡Estoy hablando! ¡Te estoy diciendo la verdad! —mencioné con ira. —¡Te estoy diciendo la maldita verdad!.

—Y vas a seguir haciéndolo o lo mato.

—Si lo matas no conseguirás NADA de mi. —Negué con la cabeza. —Nada. —Inspiré pesadamente. —Si lo matas no te diré absolutamente nada, ni aunque me destruyas, no conseguirás nada —amenacé.

—¿Qué clase de virus? —prosiguió con las preguntas mientras se cruzaba de brazos y yo observaba a Spencer en el suelo quien no se movía pero se que estaba despierto porque vi sus ojos abiertos. —No lo mires a él, mírame a mi. —Llevé mi vista hasta su rostro para hacer lo que estaba diciendo y no causar que lo lastimaran más.

119 Días Antes [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora