Solo... solo podía quedarme ahí... observando como el Pentágono era destruido parte por parte sin compasión. No sé qué pasó con Callaghan, supongo que murió. Marcus aún se encontraba conmigo, sabía que no se iba a ir de mi lado, era mi único amigo.
Aunque quería... esa no es la palabra correcta... ¡Deseaba! ir a defender el Pentágono, sabía que mis esfuerzos serian inútiles... ya estaba casi por completo vuelto nada, solo sobraban un par de paredes y todo estaba incendiado... Sin embargo, aún se escuchaban gritos fuertes de soldados pidiendo ayuda. Gritos que a mí me maltrataban la mente al oírlos porque mi rabia era desbordante, y más aún debido a que estaba solo con Marcus. Técnicamente me sentía como si mi existencia no tuviera ningún propósito... o tal vez así era.
Comencé a lamentarme... a arrepentirme por tomar este viaje. No creí que solo por un par de decisiones todo terminara de esta manera... era... era indescriptible lo que sentía. Mis neuronas se quemaban por los pensamientos negativos que pasaban por mi mente. Mis venas hinchadas descoloraban el color de mi piel por la rabia que sentía... Y si mis ojos se pudieran deshidratar, ya estarían más secos que una hoja en otoño. Simplemente no gritaba porque sabía que eso no serviría de nada, más bien solo llamaría la atención de esos desgraciados.
Marcus se levantó del suelo en el que estábamos, camino un poco hacia mí y se estiró bostezando molestamente, luego me miró con cara de sueño y dijo:
- Vámonos. - No le preste atención, aún quería seguir viendo lo que ocurría, a ver si luego me daban ganas de suicidarme.
- ¿A dónde iremos? - Quise saber sin ganas.
- No sé, tengo hambre. - Eso me molestaba. Simplemente no entendía el hecho de que no teníamos casa.
- ¿Ni siquiera tenemos un centavo encima y quieres ir a comer? - Dije molesto.
- Podemos ir a la casa en la estábamos.
- Jenny y los demás ya debieron haberla visitado.
- Dejaron comida.
- ¿Que te hace creer eso? - Quise saber y este se hecho para atrás. Se dio cuenta que estaba molesto por sus acciones.
- Ellos no son malos. - Dijo en voz baja.
- Tienes razón... el malo soy yo. - Tras esto que dije Marcus se sentó de nuevo en el suelo sin decir una sola palabra más... dado a los hechos supuse que lo hizo por lo que dije, así que lo mire y esté fijo su mirada en mí. - Lo siento. - Dije apenado y esto se acercó hasta ponerse a mi lado.
- Ya deja de ver la instalación, no puedes hacer nada.
- Eso es lo que me molesta, sí tan solo hubiera la manera...
- Pero no la hay. - Me interrumpió. - Ya olvídate de toda esa mierda, no vale la pena.
- ¿Cómo olvidarme de que mis amigos se fueron por mi culpa? - Le pregunté y este lo pensó un poco.
- Pero no hay manera. Hay que aprender de esto que nos ha ocurrido. - Lo miré asombrado.
- Eso es bonito Marcus. ¿Alguna vez lo escribiste? - Y este se burló.
- Lo que intento hacerte entender es que no nos podemos quedar sentados aquí toda la vida. Sí, estas ratas destruyeron esto... pero eso no quita el hecho de que podemos irnos a otro lugar ¿Quién sabe? Fuera del país, siempre me ha interesado México. - de nuevo lo miré confundido.
- ¿México? - Quise saber.
- Sí.
- ¿Porque México?
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Elegidos [pausada :(]
AventureIván Aranguren, un chico de 16 años residente de un pequeño pueblo llamado Star Hill. Vive día a día gozando de las cosas extraordinarias que puede hacer gracias a sus habilidades sobre humanas otorgadas por una chispa que vive en su interior... lo...