El choque de biomas

403 20 8
                                    

Narra Marcus.

- Ve buscando las rocas. - Me ordena mientras ingresa un poco más en el rio. Hago lo que dice. Uso mi aura curativa para hacer que las piedras se iluminen.

Jenny dio esa orden extraña de buscar unas rocas transparentes de color azul, que solo se encuentran cuando un aura poderosa hace que se iluminen. La mía por sus propiedades curativas es perfecta para cumplir el trabajo.

Al momento en que la expulso el rio hace que mi aura se despegue de mí, creando una ilusión bastante bonita; es como si mi cuerpo fuera de pintura turquesa que al entrar en contacto con el agua se va derritiendo dejando una cola a través de los rápidos. Lo mismo con el aura gris de garlito que deja el agua a su alrededor de color blanca.

Fijo vista en el rio y de inmediato aquellas piedras antes mencionadas hacen su aparición brillando del color de mi aura en el fondo de la superficie rocosa.

La corriente es fuerte; por más que intento tomarlas, al perder solo un poco de estabilidad el rio me hace caer... pero, puedo aprovecharlo. Me muevo un poco más rio arriba, alejándome de Garelito. Tomo mi camisa y hago algunos nudos entre los tres orificios superiores, creando así una bolsa.

Dejo que la corriente me arrastre y así cada vez que consigo tomar las piedras las guardo en la bolsa improvisada. Fácilmente haciendo el mismo proceso unas cinco veces logre recolectar 83 piedras por mi cuenta, no obstante, el cansancio hizo de las suyas y tuve que salir del rio.

Me senté en la orilla para recuperar al aire perdido, mientras examino como Garelito las saca. Pues, mantiene sus pies plantados con ayuda de los cristales al suelo, y así la corriente no lo hace ceder.

Una botella metálica hace que me asuste. Fijo mi vista en la persona que la sostiene. Catalina, en posición de canclillas sosteniéndola mientras me observa, con una mirada que no es propia de ella. No sonríe, tampoco parece estar molesta pero noto rubor en sus mejillas.

- ¿Agua? - Asiente. La tomo al instante pero al abrirla me percato que es jugo de manzana. - Que mentirosa. - Le sonrió.

- ¿Crees que te daría agua estando rodeado de un rio? - Aparentemente ella no vio mi sonrisa.

- Lo siento, no era para hacerte molestar. - Su mirada muestra que está muy molesta, pero no conmigo, puesto que no me observa a mí.

No creo que sea el momento apropiado, pero aun así, si no suelto lo que quiero decirle quizás nunca lo haga. Tengo que decirle.

- Catalina. - Llamo su atención al instante. - ¿Puedo decirte algo, sin que te molestes? - Se enfoca por completo en mis ojos con una mirada sorprendida. Ella asiente al mismo tiempo que tragar saliva. - He sentido, que tu cuerpo está muy lastimado. Tienes vidrios microscópicos insertados en casi todas las articulaciones. Tus rodillas están devastadas, tus tobillos desollados y los nudillos de tus manos están rotos. - Deja de mirarme, aparentemente lo que dije si le molesta. - Si te pido que te sometas a un tratamiento, ¿Podrías hacerlo? - Comienza a burlarse, en voz baja y mirando al suelo.

- No siento dolor, estoy totalmente perfecta...

- Tu manera de caminar dice lo contrario. En ese estado ni siquiera puedes correr, estas mal herida. ¿Porque no aceptas mi ayuda...?

- ¿Porque, Marcus? ¿Porque me quieres ayudar?

- No hay una razón, ayudar a las personas es mi trabajo, para eso es mi habilidad.

- ¿Así que no hay una razón importante por la que quieras sanarme? - Algo me dice que ella me está acorralando en una trampa.

- Quizás el hecho de que al participar en esta guerra necesitas estar al cien por ciento...

Elegidos [pausada :(] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora