La verdad sobre las Chispas.

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Después de las palabras que nos dio Sofía al terminar los combates, mi emoción y pensamientos me llevaron a un punto de estrés inmenso; mi mente dolía por los pensamientos negativos en ella, incluso sentía que mi cuerpo nunca lo iba a lograr.

Sofía menciono que decirnos esto perjudica nuestro entrenamiento y la cara de Jenny decía que realmente decía la verdad, pero yo no soy de esas personas que cambia rápidamente el punto de vista al ver las cosas... sus palabras no me hicieron cambiar mis metas de volverme más poderoso, de hecho lo que dijo fue más motivador para mí y para todos los demás que piensen como yo ya que no recuperar la chispa por sí solos juega un rol importante en nuestro futuro, sin chispita literalmente no somos más que simples soldados debiluchos... definitivamente solo me ayudó más a mí.

Ya que aunque tenía varias heridas y me notaba muy cansado no perdí el tiempo y seguí entrenando mi cuerpo junto a mis compañeros esa misma noche, no obstante, yo fui el único que se quedó despierto y hasta este preciso momento; sigo haciendo ejercicios para volverme más resistente.

He hecho ejercicios sin descansar y cautelosamente para no despertar a los demás dentro de la habitación, pero la falta de ruido solo hace que me dé más sueño a mí también, sin embargo ya tenía mentalizado durar toda la noche haciendo ejercicios y cumplir con el entrenamiento de mañana, así serán algunos de mis días a partir de ahora.

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- ¡Iván! - Dijo Karina mientras me agitaba para hacerme despertar.

- ¿Qué pasó? – Me levante asustado y al mirar a mí alrededor me percate que estaba en el suelo de la habitación y aún con la misma ropa que traía en la madrugada, ropa que aún seguía sudada por mi esfuerzo. - ¡Maldita sea, me dormí! - Gruñí molesto y bastante frustrado, no me esperaba que el sueño fuera el que evitará que siguiera con los ejercicios... no llegue al límite de mi resistencia.

- ¿Hasta qué hora te quedaste despierto? - Quiso saber Paúl el cual se encontraba observándome desde su litera.

- La última vez que vi el reloj fue cuando ustedes se acostaron y eran las tres y media, sin embargo hice tres veces los ejercicios que hicimos todos. - Ahí fue cuando los demás me observaron confundidos y preocupados, que fastidio.

- ¿Por qué te quedaste hasta esa hora? - Pregunto Akane.

- ¿No tuviste suficiente con la paliza que te dio la líder Sofía? - Las palabras de Carlos me hicieron molestar, y me levanté rápidamente mientras lo fulminaba con la mirada sin intenciones de perdonar lo que había dicho. Comentarios como esos merecen una paliza.

- ¿Quieres morir? - Le pregunte directamente mientras caminaba hacia el con los brazos abiertos invitándolo a pelear, pero Karina intervino Jalándome de un hombro.

- ¿Qué te ocurre? ¿Porque te pones así cuando hablamos de la Líder Sofía o la Líder Jenny? – No le preste nada de atención a su pregunta, ni siquiera la observe, solo me dirigí directo a mi cama y tome mis cosas para darme un baño. - ¡Respóndeme...!

- A ustedes no les interesa eso. No les interesa lo que yo haga o lo poco que duerma ni mis entrenamientos. Este tiempo que estoy pasando con ustedes es solo pasajero ya que pronto nos vamos a separar y no podrán hacer nada al respecto. Juro que el próximo que me llegue a faltarme el respeto lo va a pagar con sangre. ¡Simplemente no estorben! - Luego de mis palabras... no... ¡Balas!, entré al baño desgarrando mis prendas por la rabia y al estar en la ducha dejé caer toda el agua fría en mi frente para intentar borrar esos malos recuerdos que llegaron al instante en el que hablaba.

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