Entrenamiento de los doragonzu (Parte 2)

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Son las tres de la tarde de un domingo que supuestamente era para tomarnos un gran descanso, al igual que todos los domingos que usamos para descansar luego de los otros seis días de la semana llenos de entrenamiento... sin embargo, en las reglas que nos dijeron no decía que no podemos seguir entrenando un domingo por voluntad propia. Han pasado dos meses desde que inicie mi entrenamiento junto con mi equipo... y gracias a un buen esfuerzo físico mucho más grande que el de los demás, más el consumo constante de una bebida regenerativa que debemos consumir obligatoriamente... mi brazo derecho ya recupero toda la maso muscular que había perdido por culpa de los cristales que me afectaron desde hace cuatro años, pero no solo es mi brazo si no que ahora todo mi cuerpo tiene cambios realmente increíbles debido a los múltiples ejercicios. Al fin tengo un buen estado físico... lleno de energía y fuerzas que me hace superar fácilmente a los demás reclutas o incluso a los miembros de mi equipo, pero no es algo que les afecta negativamente; ellos intentan copiar mi manera tan agresiva de entrenar y eso los hace mucho más fuertes que otros grupos. Es satisfactorio saber que no tienen escases de inspiración.

- ¡BAJASTE LA GUARDIA! - Grito Daruma advirtiendo sus movimientos, cosa que no debió hacer. Gracias a eso mis reflejos fueron más rápidos que ella y detuve su golpe tomando su puño con mi mano derecha la cual no cedió ante su fuerza, Pero ese golpe pudo haber sido peligroso si llegaba a tocarme; venía dirigido directamente a mi rostro. Ella al ver que reaccione rápidamente, sonrió y dio tres pasos hacia atrás sin quitarme su mirada desafiante de encima.

- Hiciste mal en gritar. - Le devolví la sonrisa desafiante.

- Lo hice para que reaccionaras. Siempre te quedas en ese estado pensativo, como si te fueras a otro mundo.

- Son los recuerdos de las cosas malas que he vivido. - Mentí.

- Todos estamos así, ya debes aceptar que pasado es pasado. - sonreí alegre por su comentario agradable.

- Gracias, te haré caso. - Ya que realmente no quería hacer más larga la conversación, decidí molestarla, así que use una voz chillona en esa última frase, junte mi puño y palma y baje la cabeza siguiendo su cultura asiática... cosa que la hizo reír a carcajadas y gracias a eso casi se traga el chicle que masticaba... y ahí es cuando comencé a reírme yo también por su descuido simpático.

- ¡Ya dejen de hablar y hagan algo divertido! - George llamó nuestra atención, ya estaba esperando que nosotros despejáramos la lona azul marino de combate, es como una colcha delgada de material elástico y flexible altamente resistente, puede soportar a una persona si se lanza desde el techo el cual está a siete metros del suelo. Gracias a la forma en que está construido el lugar las vigas y los pilares de metal quedaron expuestos y fueron pintados de color blanco y las paredes son de vidrio resistente ante golpes y calor, vidrios que conectan con los pasillos del primero y segundo piso lo que permite a los demás reclutas ver lo que hacemos. Todo el lugar mide más o menos veinte metros cuadrados. Gracias a que estamos en una zona de combate no hay ninguna forma alternativa de llegar al techo, uno puede escalar por los pilares y colgarse de las vigas, luego únicamente soltarse para caer en la lona y al aterrizar romper caída en forma de Roll, aunque en personas como Karina, el Roll no es necesario porque sus piernas son demasiado fuertes y pueden soportar el impacto de su propio peso contra la superficie suave de la lona.

 Gracias a que estamos en una zona de combate no hay ninguna forma alternativa de llegar al techo, uno puede escalar por los pilares y colgarse de las vigas, luego únicamente soltarse para caer en la lona y al aterrizar romper caída en forma de Ro...

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