XVII. Al Juicio De Los Dioses

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Kings Landing

Cuando llegó el amanecer, Tyrion se dio cuenta de que no soportaba pensar en la comida. «Puede que me hayan condenado antes de la puesta de sol.» Tenía el estómago lleno de bilis. Pero ¿qué podría hacer? ¿Negarlo todo? ¿Acusar a Sansa? ¿Confesar con la esperanza de pasar el resto de sus días en el muro? No. Decidió que por un día, era mejor ser iluso. Todas sus esperanzas estaban en manos de la confesión de Ellys Reyne. Si convencía a Mace Tyrell y a la Víbora Roja, aún podía ser absuelto.

Esperó hasta que los guardias reales vinieran a escoltarlo al Gran Salón. Sintió las miradas de todos clavadas en él mientras cruzaba el patio, y dentro del salón del trono, los caballeros y los señores menores le abrieron paso y susurraron comentarios a los oídos de sus damas.

En cuanto Tyrion ocupó su lugar ante los jueces, un grupo de guardias de Lannister entraron al salón escoltando a su cuñada. La acompañaron hasta la mitad del camino, después fue del brazo de un joven desconocido hasta el estrado. La muchacha le sonrió cuando pasó por su lado.

—¿Vio usted al acusado verter el veneno en el vino del Rey Joffrey? —preguntó en tono severo, Lord Tyrell.

—No, mi Lord.

—¿Qué fue lo que vio el día de la boda? —preguntó Lord Tywin.

—Lo mismo que todos, mi Lord. El Rey Joffrey humilló a su tío frente a todos los invitados —respondió Ellys— No sólo a él, también ofendió a todos los que lucharon la guerra de los cinco reyes con aquel espectáculo grotesco.

—Es espectáculo de los enanos... —añadió el príncipe Oberyn con una media sonrisa— Sí, fue bastante desagradable.

—El espectáculo no está en juicio —inquirió Lord Tywin— ¿Cree usted que Tyrion Lannister mató al Rey?

—No. No lo creo —a Tyrion empezaba a emocionarle la seguridad con la que hablaba la esposa de su hermano— Conozco poco a Lord Tyrion, pero sé que es un hombre inteligente, ¿Por qué lo mataría frente a tantas personas? Y peor aún... Con veneno proveniente de una copa que él mismo servía.

—¿Y qué hay de Sansa Stark? —le preguntó Oberyn Martell.

—Conozco a Sansa más que todos ustedes —repuso Ellys— Desde que éramos niñas y vivimos en Winterfell. Ella no es una asesina, idolatraba al Rey Joffrey, y se mantuvo leal a la corona aún después de la muerte de su padre.

—¿Y por qué huyó si no era una asesina? —Mace Tyrell levantó la voz— No lo hizo sola, está claro que tuvo ayuda. Los mismos que la ayudaron a escapar.

—Los Stark no son asesinos —la voz de Ellys cambió, estaba llena de rabia— No matan a gente en las bodas, esa no es una costumbre del Norte.

«Está hablando de la Boda Roja, le está sacando en cara a mí padre la muerte de los norteños en Los Gemelos». Eso no era bueno, y menos en su situación. Tyrion empezó a preocuparse por haber elegido a una testigo que tal vez lo hundiría más que ayudarlo.

—Está claro que no podemos confiar en el testimonio de Ellys Reyne —intervino Cersei— Ella misma pudo haber ayudado a mí hermano y a su esposa a atentar contra Joffrey. Acabamos de oír lo que piensa, aún sigue resentida por la muerte de ese muchacho Stark, su amante.

Cersei dejó su lugar entre los asistentes y avanzó hasta el banquillo de los testigos. Viéndolas frente a frente, Tyrion notó que lo que decían los demás era cierto: Ellys y su hermana se parecían mucho. La misma postura, los mismos ojos y quién sabe, el mismo veneno en la lengua.

Los Últimos Reyne II | Fanfic GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora