LXXXII. Pozo Dragón

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Kings Landing

A lo largo del camino, desde el muelle hasta el pozo. Decenas de banderas estaban clavadas indicando la ruta que debían seguir los invitados. Ellys vio los
emblemas Lannister, Stark, Targaryen, Tully y Greyjoy. No había ninguno de los Reyne, lo que le hizo suponer que Lorean no llegaría a esa reunión.

La escena le recordó a aquél Torneo de la Mano que el Rey Robert había organizado para Lord Stark, poco después de que arribarán a la capital. En ese entonces, todo era festivo y jocoso. La reunión en Fosodragón estaba lejos de ser siquiera amable. La tensión podía olerse en el ambiente. Todos los presentes en un momento u otro, habían sido enemigos, ¿cuánta sangre había sido derramada a lo largo de esos años? La respuesta no era importante, sabía que tarde o temprano, más sangre habría de derramarse.

Roslin Frey acompañaba al grupo de Los Ríos. Ellys sabía que era un peligro dejarla en Aguasdulces. Si los soldados decidían rebelarse en su ausencia, sería sencillo liberar a Edmure Tully y nombrarlo Lord del castillo. Fue por esa misma razón que tampoco permitió que Harwyn y Robb se quedaran allí, los envió a Rosby junto a Lady Delilah, Amerei y Minisa Tully, la hija de Roslin y Edmure. Delilah extrañaba a Olyvar, y quería que conociera a su hijo. Además, las noticias le hacían saber que su esposo estaba sumamente apenado por la tragedia acaecida sobre su Casa. A pesar de llevar años distanciado de su padre y hermanos, Olyvar era un buen hombre, y no guardaba rencores hacia ellos.
Ellys confiaba en Olyvar Frey, sabía que el único lugar donde sus hijos estarían a salvo, en verdad a salvo, sería con ellos. Antes habría pensado lo mismo de Puerto Blanco, pero los Manderly ya no eran tan comunicativos como antes, y las palabras de su viejo padre: «Nueva Fortaleza siempre será tu hogar.», cada vez parecían más ajenas.

El Pozo Dragón era un edificio grande y cavernoso, en antaño, los Targaryen habían mantenido adentro a sus dragones. Se decía, que el pozo ayudó a la extinción de los mismos, pues una vez encadenados y encerrados, los dragones se hicieron pequeños y débiles. Claro, eso hasta el nacimiento de los tres dragones de Daenerys.

En el lugar, habían acomodado varias hileras de asientos. Cada cual con su respectivo emblema. El lado de los Greyjoy estaba vacío, al igual que el lugar de la Targaryen y de Cersei Lannister. Tal y como había pensado, no había banderas de los Reyne. Su hermano no iría. Aunque una parte de ella sintió alivio, también recibió un golpe de frustración, quería ver a Lorean, para reprocharle por todo lo que le había hecho. Quería decirle que por culpa suya, tuvo que ver a su hijo morir.

Tyrion Lannister sí había llegado, junto a varios dothrakis e inmaculados. Jaime observó a su hermano con desconfíanza, y no apartó la vista de sus guardias extranjeros. No se saludaron. Junto a Tyrion, estaba la joven traductora de Daenerys, la llamaban Missandei, y Varys La Araña.

Jaime ayudó a Ellys a tomar un asiento, hizo lo propio con Roslin Tully.
Los siguientes en llegar, fueron Brienne de Tarth y un joven escudero que Ellys desconocía. Jaime se puso de pie para saludar a la doncella de las islas de zafiros. Empezaron a charlar a un lado de las hileras, Ellys no le dio mayor importancia. Seguía atenta a la entrada, temía por lo que pudiera hacer Cersei. Conocía bien la historia de la explosión del Septo, sabía que la Reina era capaz de cualquier cosa, incluso de atentar contra una reunión pacífica.
La Reyne tenía los nervios de punta, sus uñas estaban clavadas en la madera del asiento, lista para huir si era necesario.
Y entonces, ella llegó. Llevaba puesto un largo vestido de cuero negro, con el león Lannister bordado en plata en medio del pecho y una corona delgada bien ceñida en la frente. La acompañaba Qyburn y una docena de guardias, uno de ellos, tan grande como La Montaña.

Los Últimos Reyne II | Fanfic GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora