Tyrion Lannister esperaba a los invitados en la orilla. A su lado, habían cuatro hombres de cuerpo fornido, con miradas ariscas y largas cabelleras adornadas con campanillas. Llevaban espadas curvas atadas al cinto, y sus trajes eran de pieles curtidas, marrones y blancas.
—Esos son caballeros dothraki —le susurró el Maestre Franket a Ellys.
—No sé si llamarlos caballeros sea correcto —respondió ella.
Su mirada se desvío hacia las murallas. Una enorme bandera Targaryen colgaba desde lo más alto. El imponente dragón rojo tricefalo sobre manto negro, era resguardado por centenas de inmaculados, tan firmes que parecían monumentos.
—Lady Ellys —Tyrion se acercó a saludarla— Me da gusto verla aquí.
—También me da gusto verlo, Lord Tyrion —dijo con una sonrisa. No era una cortesía falsa, el enano Lannister siempre le pareció agradable.
—Por favor, entremos —Lord Tyrion le indicó el camino hacia el castillo.
Los dothraki caminaban a los lados. El más bajo de los cuatro, era más alto que Ellys por dos cabezas.
«Debe tener el tamaño de Hodor.» Pensó. Pero el amable gigante jamás usaría un arakh, ni causaría tanto temor con su sola presencia.
—Supe lo ocurrido en Roca Casterly, lo siento por usted y por sus hijos, mi Lady —dijo el enano.
—¿No debería molestarle? Roca Casterly era de los Lannister después de todo.
—Lord Reyne tomó la Roca por derecho de conquista —respondió Tyrion— Además, ha sido muy cooperativo con la Reina.
—Debería preguntarse con cual de las reinas —replicó Ellys— Lorean es un traidor. Me traicionó a mi, y nadie les asegura que no hará lo mismo con ustedes.
—Si nos guiamos por el pasado, todos somos traidores, mi Lady —el enano se rascó la cicatriz de la nariz— ¿Cómo está Jaime? Conociéndolo, no creo que haya tomado a bien que viniera.
No lo había hecho. Jaime desconfiaba de cualquier Targaryen, más que de Cersei. Y tampoco confiaba mucho en Tyrion. La última semana que Ellys estuvo en los Ríos, Jaime le pidió una y mil veces que reconsiderara la decisión de reunirse con la Reina de Dragones. Llegó incluso a ofrecerse a ir a Dragonstone en su lugar.
—Si tú vas, ella te matará —le había dicho Ellys— Cobrará venganza por la muerte de su padre. Confía en mí...
«Aunque yo no confié en él para contarle mis planes.» Se dijo, con culpa. De saber lo que quería hacer, Jaime no habría dejado que se marchara.
—Jaime está tan bien como se puede —le respondió a Tyrion.
—¿Cómo tomó lo de Tommen? —los ojos de El Diablillo se entristecieron— Yo quería a ese niño. A él y a su hermana. Ninguno merecía el final que tuvieron.
—Era su padre, ¿cómo esperaba que lo tome?
Tyrion no habló más a lo largo del camino, cosa rara en él pues, por lo que recordaba, El Diablillo siempre tenía un comentario sagaz para romper la tensión de las situaciones. Al parecer, él también era parte del gran grupo de personas que había conocido y que habían cambiado. Ellys no podía siquiera imaginar todo lo que el enano tuvo que pasar desde que asesinara a su padre en su urinal, hasta llegar a ser la Mano de una reina que sólo debía sentir rencor por los Lannister.
Antes de llegar a la cúspide de la gran muralla, el viento se agitó en grandes oleadas calientes. De la Torre Principal, un enorme dragón negro emergió, sus dantescas alas, de rojo fuerte como la sangre, cubrió toda luz por un instante y todo lo que percibió la Reyne, fue la muerte.
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Los Últimos Reyne II | Fanfic GOT
Fanfiction«Pero ahora lluvias lloran en su salón, con nadie que las escuche. Sí, ahora las lluvias lloran en su salón. Y no hay ni un alma para oír». Después de la fallida rebelión de la Casa Reyne contra los poderosos Lannister de Roca Casterly; Tywin Lannis...