XCIV. La Lengua Del Cantor

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Roca Casterly

Al servir el tercer platillo, el músico comenzó a cantar una oda a la belleza de la mujer dorniense. El pequeño bardo tocaba la lira con destreza, era un hombrecillo insignificante, de piel dorada y nariz respingada como el pico de una grulla, tenía la estatura no mayor al de un niño de seis años. Aún así, durante la cena, Lorean lo había escuchado alabar más de una vez y con gran orgullo, la hombría que le colgaba entre las piernas, diciendo que incluso la Reina de Dragones ansiaba tenerlo en su cama para probar su enorme verga.

El cantante, era de los muchos dornish que llegaron a la Roca con el príncipe Doran Martell, huyendo desde el sur tras la invasión Dorada.

«Ojalá el príncipe hubiera muerto en sus tierras, igual que su guardia y esa niña a la que le dicen "mi esposa".» Pensaba el Reyne, mientras degustaba lo que era la última reserva de pescado salado.

En otra mesa, a varios metros de él. Se encontraba Adara, amamantando a la pequeña hija bastarda de ambos. La niña, llamada Nym en honor a la princesa Nymeria, no poseía ningún razgo de su madre, al contrario, tenía el cabello y los ojos de Lorean. Él no la visitaba con frecuencia, no por falta de curiosidad o cariño, sino porque ya no se sentía tentado por las cualidades de la Septa.

Después del parto, Adara se convirtió en una mujer descuidada y de carnes abundantes. Los senos que antes rebosaban sensualidad, ahora parecían dos pesados sacos atados a su espalda, siempre chorreando leche. Y aquellas caderas dulces, por las que se había resbalado más de una vez, ahora eran pliegues de piel tan gruesos como los de cualquier ama de cocina.
De la bella dama del barco que le recordaba a Ellys, ya no quedaba nada más que la mata rojiza de cabello.

Mientras Doran Martell y la vieja Ellyn hablaban de los rumores que venían de las tierras norteñas, el bardo comenzó a entonar una canción nueva.
Al principio, Lorean no le tomó mayor importancia, hasta que, en el tercer párrafo, entendió para quien había sido escrita.

... Al lobo, al león y al kraken tuvo ella.
Al kraken capó,
al lobo decapitó,
y

al león en un manso gato convirtió...

«Le está cantando eso a Ellys.» Se dijo. Vio disimuladamente al príncipe y a la vieja, los dos habían detenido sus cotilleos. No sonreían, pero tampoco se mostraban disgustados.

El bardo continuó.

Así fue, así fue, la leona roja rugió con pesar y con el kraken de Greyjoy se quiso casar.
Y así fue, y así fue.
La leona los tentáculos se tragó y después el pobre kraken se ahogó.
Y

así fue, y así fue...


Algunos de los invitados soltaron una risotada con la última tonada. Incluso la princesa Melario rió. Aunque lo más probable, era que la mocosa no entendiera nada del asunto.

—... Después quiso al lobo, valiente bribón.
Una dulce canción al oído le canto, y con un gran rugido la garganta le desgarró.
Y así fue, y así fue.
La leona al lobo la cabeza le quitó, y con su pelaje un mantón se tejió.
Y así fue, y así fue...

El Lord de Roca Casterly pidió otra copa de vino a los sirvientes. Se la llenaron hasta el tope y él la sorbió de un solo trago.

Los Últimos Reyne II | Fanfic GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora