—Mi señora... —la voz que oyó era gruesa, como la de un hombre. Pero el rostro de Alyn Blackwood seguía siendo el de un niño; enclenque, desaliñado y ojeroso.
La luz de la recámara, era escasa. Tres de las seis teas ya de habían apagado y las otras tres estaban bastante lejos de la cama de Lady Reyne. Alyn ayudó a su señora a incorporarse.
—¿Por qué vienes a esta hora? —le preguntó Ellys.
El chiquillo dejó escapar un largo suspiro. Sé frotó ambas manos contra los pantalones de piel, y se sentó a su lado. Solo entonces Ellys pudo darse cuenta que quizá, él había estado llorando.
—Llegarán pronto, mi Lady —susurró el joven— Por la noche, un salvaje y unos pocos Guardias Nocturnos llegaron desde el Muro. Todas las Casas que están al norte de aquí han sido devastadas... El ejército de los muertos estará en Winterfell antes del amanecer.
Tan pronto como las palabras salieron de la boca de Blackwood, el aire de la alcoba se heló, los leños que ardían sobre las brasas chamuscadas cedieron ante la ráfaga congelada.
—¿Dónde está Jeyne? —inquirió Ellys.
Le había perdido el rastro a la muchacha desde la tarde previa, cuando en compañía de Bran, oyó sobre la llegada de Daenerys Targaryen al castillo.
«Theon también está aquí.» Recordó con una mezcla de alivio y culpa. Lo daba por muerto desde que sus barcos se enfrentaron a los de Euron Greyjoy en Blackwater.
Alyn no respondió, colocó una de las mantas de piel sobre los hombros de su lady y le pidió ir con él al Gran Salón, donde los Grandes Señores organizaban su plan de batalla. Ellys conocía ese castillo mejor que Alyn, aún a ciegas habría llegado desde su alcoba hasta el Gran Salón.
—Seguiré por mi cuenta —le dijo a medio camino— Tú ve a buscar a Jeyne, y traela conmigo.
El jovencito, como siempre, la obedeció sin objeción.
Ellys siguió a solas el resto del camino. Habían más hombres de los que recordaba, personas extrañas: inmaculados, dothrakis, y un ejército de hombres tan raros como deslumbrantes; eran sujetos altos de piel amarillenta, la mayoría de ellos tenía ojos rasgados y claros, con labios delgadísimos. Llevaban armaduras contraplacadas de color dorado, con joyas incrustadas a lo largo y ancho del pecho. Al pasar junto a ellos, oyó que hablaban en una lengua extraña.Al llegar al Salón, reconoció la voz de Jon hablando frente a una multitud de nobles.
—...las mujeres, los niños y los ancianos se ocultarán en las criptas del castillo.
—¿En las criptas? —lo interrumpió un anciano desconocido. Llevaba la misma armadura que los hombres de rasgos extraños, pero él hablaba sin titubeos la lengua común. Era alto y fornido, y por un instante Ellys se quedó helada al ver el gran parecido que tenía con su marido— No pretendo ofenderlo, Jon Snow, pero por lo que sé, ese Rey Nocturno tiene la habilidad de conseguir nuevos soldados de entre los muertos. ¿Realmente un lugar lleno de cadáveres le parece un lugar seguro para ocultar a los más vulnerables?
La Reyne se fue abriendo paso entre los reunidos. Algunos susurraban que el forastero tenía razón, otros sin embargo, confiaban ciegamente en la palabra de Jon.
—Lord... Príncipe, lo siento —dijo Jon con prisa— No sé cómo debo referirme a usted.
El anciano se acomodó la espada de la cintura, y le dedicó una sonrisa bonachona.
—Soy príncipe en tierras muy lejanas, Lord Snow. En Westeros solo era un Lord como usted.
—Bien, Lord Lannister, tal vez no lo sepa, pero las criptas de Winterfell están protegidas con hechizos milenarios. Padre siempre dijo que magia antigua protegía este castillo.
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Los Últimos Reyne II | Fanfic GOT
Fanfiction«Pero ahora lluvias lloran en su salón, con nadie que las escuche. Sí, ahora las lluvias lloran en su salón. Y no hay ni un alma para oír». Después de la fallida rebelión de la Casa Reyne contra los poderosos Lannister de Roca Casterly; Tywin Lannis...