XIV. El Señor De Las Islas

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El Norte
Fuerte Terror

Ramsay Bolton no perdió la oportunidad de incomodar a Ellys durante la última cena en Fuerte Terror. Ordenó que Hediondo fuera uno de los sirvientes encargados de repartir los platillos de comida.

Él evitaba mirar a Ellys o a su hijo, mantenía los ojos clavados en el suelo, y caminaba como si estuviera haciendo una penitencia. Ramsay le prohibió dejar el Gran Salón hasta que todos se hubieran retirado.

—Después deberías ir a la habitación de Lady Ellys, tal vez necesite ayuda para terminar de empacar, ¿No es así, mi lady? —le preguntó a la nombrada.

—Sí, aún me faltan guardar algunas cosas —respondió.

En realidad, nunca desempacó nada, por lo que Brella y Veera habían terminado de guardar todas sus pertenencias en menos de una mañana. Pero quería hablar con Theon a solas, preguntarle algunas cosas que sólo él podía responder.
Lorean la miraba desde el otro extremo de la mesa, no simpatizaba con la idea.

—Su sirviente parece ser leal a usted, mi lord —comentó Lorean.

—¡Por supuesto! Hediondo es como un perro, me costó entrenarlo, pero cuando lo hice, él aprendió a extender la pata y obedecer —contestó el bastardo.

Su padre lo observaba en silencio, sin perderle el rastro, Roose Bolton era aterrador aún sólo con la mirada.

—Su sirviente me fue de mucha utilidad cuando llegué aquí —dijo Ellys— Es muy bueno en su trabajo, creo que necesito a alguien como él para trabajar conmigo. Tal vez usted podría prescindir de él...

Ramsay Bolton volvió la sonrisa hacia Hediondo y lo llamó con la mano. Él se acercó y el bastardo lo tomó por la parte de atrás de la cabeza, cercó su cara y le susurró:

—Mi viejo amigo Hediondo ¿Acaso podría prescindir de ti?

Ellys vio a Theon tensarse con la cercanía de Ramsay, sus labios temblaban nerviosos. Se arrepintió enseguida de haber sugerido llevárselo.

—Sabes que haría lo que fuera por tu bien —continuó Ramsay— Si tuviera que dejarte ir, lo haría. Pero, ¿qué es lo que tú quieres, dulce Hediondo?

Todos los que estaban en la mesa dejaron de comer, incluso Lord Roose se incomodó con las actitudes de su hijo. Tal vez quería que detuviera ese espectáculo siniestro, pero él continuó.

—Tu valeroso servicio merece recompensa. No te puedo dar de nuevo tus dedos o los dedos de tus pies, pero sin duda podría dejar que Lady Lannister te llevara a la capital. Dicen que Kings Landing es un lugar agradable, tendrías muchos más lujos de los que te ofrezco aquí. ¿Debo liberarte de mí servicio? ¿Quieres ir con ella?, ¿O prefieres permanecer como mí sirviente leal?

Theon masticaba sus labios, era una criatura aterrada ante los dientes afilados de una fiera. Ellys sabía que Ramsay no podría hacer nada contra ella, aparte de tener a Lorean, tenía a los diez guardias de Lannister que Jaime había mandado para resguardarla y que no dudaría un segundo en irse contra él si alzaba un dedo contra su señora. Tal vez Theon podría aceptar, y con tanta gente presente, el bastardo no podría hacer más que cumplir su palabra y liberarlo. ¿Acaso sacarlo de ahí fue tan fácil todo el tiempo?

—Mi Lord... —dijo Theon— Mí lugar está aquí, con usted. Soy su Hediondo. Sólo quiero servirle a usted.

Un frío puñal se clavó en el estómago de Ellys. Quiso pararse ahí mismo y encararlo, preguntarle porqué había desaprovechado esa oportunidad. Pero se encontró con el rostro de Lord Wyman, él intentaba decirle que se calmara y que no actuara de forma apresurada.

Los Últimos Reyne II | Fanfic GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora