LXIX. Día Del Nombre

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Roca Casterly
205 dC

Las moscas zumbaban a su alrededor. Parecían cientos, miles. Volando por su cabeza. Ahí estaban, a dónde fuera. Incluso en el Septo habían moscas acechandola. No se apartaban, ni con inciensos, ni por el frío.

Alguna vez, en un libro viejo, escrito por el maestre Esving de Dorne, leyó que cuando el zumbido de una mosca se metía a tu cabeza, nada era capaz de sacarlo. Y que el ruido podía llegar a ser tan insoportable que muchas personas terminaban al borde la locura.
A veces, Ellys no se sentía al borde, sino sumida en ella. La locura la perseguía desde hacía años, y ahora trataba de nublar su juicio otra vez.

Son bichos de mal agüero. —decía Veera— Anuncian sangre y desgracias. Están en las guerras, profanando los cadáveres frescos de los soldados caídos. Están en los campos y las sequías.

Pero Ellys se aferraba a la idea de que esta vez, se trataba sólo de una coincidencia. Era la forma mas fácil de conservar la poca cordura que le quedaba.
Si alguno de los Dioses tenía piedad de ella, esa invasión debía ser sólo un hecho aislado y desafortunado.

No tenía noticia alguna de Ser Collum Brax desde que salió del puerto. Pero las novedades de El Norte eran favorables, los Stark habían vencido por sobre los Bolton, y ahora el lobo huargo ondeaba otra vez en Winterfell. Aunque Jon no había vuelto a escribirle.

«Ser Collum debe estar vivo.» Se decía. «Tal vez incluso esté regresando a casa.»

En tanto, Jaime ya debía haber llegado a la capital, ahí mataría a Lorean y cualquier preocupación por el futuro de su linaje moriría con él. Después el Lannister podría volver a la Roca y como dijo, llevarían una vida "tranquila". Eso sólo considerando que lo dicho sobre los Caminantes Blancos era un malentendido.

Antes de irse, su esposo le anunció que ella debía encabezar la fiesta de celebración por el nuevo año.

—Será dentro de una luna —le dijo él— La celebran una semana después del Nuevo Año. No se hizo nada el año pasado por la muerte de mi padre, pero esta gente estará esperando una fiesta esta vez.

—¿Y no encontrarán raro que tú no estés ahí? —preguntó Ellys— Tú eres su Señor.

—Saben que hay hombres recolectando granos por todo el Oeste —dijo Jaime— Puedes decir que partí a Highgarden para abastecer nuestros almacenes.

—Podríamos aplazar la fiesta hasta tu regreso —sugirió.

—Eso sería peor que no hacer nada —replicó Jaime— Además será una buena oportunidad para que celebres el Día del Nombre de Harwyn.

«Después de tanto tiempo... No es una mala idea.» Pensó Ellys.

Pocos días después de aquella plática, Jaime dejó Roca Casterly acompañado sólo de Bronn. Ellys lo vio alejarse desde lo alto de las murallas, y recordó muy tarde que el día anterior se había cumplido un año desde que se casaron. 

Cuatro semanas habían corrido desde entonces, y la celebración se alzó por todo lo alto.

Amerei Swift, la esposa de Lord Gwilym, era quién más disfrutaba de ese tipo de recepciones, se había ofrecido a ayudar a su señora en la organización. Al final, fue ella quién hizo casi todo el trabajo, y Ellys se lo agradecía porque no tenía cabeza para pensar en manteles y flores mientras las noticias del Sur y del Norte seguían siendo nulas. Además trabajar cerca a Amerei, era una forma de tener cerca a Robb El Niño, que desde su llegada seguía siendo huidizo con ella y muy receloso con su hermano mayor. El pequeño Stark se negaba a abandonar a las Rosby, ni siquiera quiso que lo movieran de la habitación de Lady Delilah.

Los Últimos Reyne II | Fanfic GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora