CXI

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19 de julio de 2022

Querida Julia:

Los días son cada vez más solitarios. Tengo la sensación de que antes esta casa era luz y risas, pero la oscuridad ha avanzado tanto que ya dudo de si eso alguna vez fue real.

Al principio, la oscuridad se fijó en ti y te fue consumiendo. Sé que muchos pensarán que ella provino de ti, pero yo sé que no fue así.

Corría el año 2010, teníamos sesenta y tanto, y sentíamos que ya teníamos la vida realizada... Qué ilusas fuimos. Luego de tantas experiencias tuvimos que haber sabido que los peores problemas vienen cuando la guardia está baja.

Al inicio eran cosas fuera de lugar, palabras mal dichas y cuentos repetidos; después, el periódico era leído tarde, las mañanas eran de preocupación y búsqueda. El tiempo pasó y todo era más recurrente.

Decenas de doctores más tarde tuvimos que aceptar la respuesta que los profesionales nos daban: tenías Alzheimer, enfermedad terrible, desgarradora, vencedora e incurable.

Y después, la oscuridad ‒habiendo logrado su objetivo en ti, y no satisfecha con eso‒ fue como un virus, intentando infestarnos a todos los que te queríamos; algunos se salvaron, sin embargo, no todos.

Julia, aunque ya no estás siento que la oscuridad sigue avanzando inexorablemente. ¿Qué la va a detener?

Isabel

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