LVI

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25 de enero de 2022

Querida Julia:

No fue fácil explicarle a Ligia cuando era más pequeña por qué tenía que presentarse cada vez que te viera, por qué no la reconocías y no podía llamarte «abuela» como a mí. Sí, se podría suponer que al ser pequeña repetía todo lo que nosotros hacíamos y se acostumbró, sin embargo, no fue así; bien, al comienzo sí, después se aburrió e insistía en llamarte abuela, lo que causaba que te estresaras al no entenderlo.

Fue hace más de un año que se lo explicamos poco a poco. «Ella no nos recuerda, está enferma y no puede hacerlo». «Siempre, siempre tienes que presentarte, Ligia, no se te olvide. Es muy importante que lo hagas». «Si la quieres abrazar, pídeselo». «Ella no te conoce y no te va a conocer». Sí, como supondrás no fue nada fácil; incluso hoy día hay veces que se frustra al no entender exactamente qué tienes, pero cumple lo que le pedimos sin rechistar. Es una gran niña.

Con amor,

Isabel

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