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11 de julio de 2022

Querida Julia:

Voy a dar un pequeño salto en el tiempo para resumirte varios años que no quiero recordar a profundidad porque me dan mucho dolor.

La situación en nuestro país empezó a caer desde finales del siglo XX con la llegada a la presidencia de alguien que no vale ni la pena nombrar. Con el paso de los años, sólo empeoró; tus medicinas se dejaron de encontrar en el 2012, lo que causó un declive en tu enfermedad, al no poder tener nada para controlarla. Éste no fue inmediato, por supuesto; Emilio, al cubrir unos turnos en el Seguro Social, me avisó con tiempo y logramos comprar varias cajas de tus medicamentos, luego las seguimos consiguiendo a través de los bachaqueros y luego fue imposible, ya para finales del 2013.

Nos quedamos prácticamente solas. Andrés y Carla se fueron con sus hijos en el 2012 a España, país donde Gabriela conoció a su esposo Mauricio, quien estaba terminando la carrera de Economía; Judith, por otra parte, en 2015 viajó a Chile, donde estuvo trabajando unos años hasta el 2019, cuando su añoranza por su patria y el hecho de que el gobierno por fin cayera, hicieron que volviera a un país destrozado, prácticamente en cenizas, que había visto emigrar a más de cinco millones de habitantes en menos de una década y no quedaba nada, sólo dolor, pobreza, hambruna y muerte, aunque, a pesar de todo y no sé cómo hicimos, la esperanza logró sobrevivir a todas esas adversidades y fue el impulso para que la gente que quedaba y los que habían decidido volver empezaran a hacer resurgir a Venezuela de las cenizas, como un fénix.

Tu hermano y su familia recién volvieron a principios del 2021. Sí, tienen poco más de un año de haber regresado. ¿Volvieron para algunas vacaciones? No, ni siquiera. Cuando te vieron por primera vez en casi diez años no podían creer lo que quedaba de ti, no era lo mismo verte a través de videollamadas que en persona, ni de cerca. Carla me recriminó como no te imaginas que yo no acepté que nos fuéramos con ellos, dejó de hablarme incluso por unas semanas, pero yo no podía concebir vivir fuera de mi país, toda nuestra historia estaba aquí; fui egoísta y lo sé, no me arrepiento porque, gracias a Dios, contamos con el apoyo de ellos en el exterior y de Emilio y Elías aquí y logramos pasar a tumbos esos años de incertidumbre.

Ahora todo está mejor con respecto a la situación del país, seguimos mal, bastante de hecho, pero poco a poco ahí vamos. Sin embargo, lo que respecta a ti...

Perdón.

Te amo.

Isabel

Un minuto másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora