27 de julio de 2021
Querida Julia:
Nunca te dije la verdadera razón por la cual me resultaste insoportable durante tantos años.
Cuando naciste, mi hermana no llevaba ni doce horas de haber abandonado este mundo. No entendía qué estaba pasando. ¿Por qué llegabas y ella se iba?, ¿por qué no dejaban de llorar mis padres?, ¿dónde estaba mi hermanita? Ése fue uno de los peores días de mi vida, porque yendo a casa muy tarde por la noche, acompañada sólo por mi abuelo y mis hermanos mayores, entendí que más nunca iba a tener conmigo a mi pequeña hermana.
En aquel entonces pensé que ella se había ido porque tú ibas a nacer. Creí que necesitabas un espacio que no estaba disponible, por lo que ella te lo cedió. No me puedes culpar, era una niña inocente, cegada por la tristeza, y pensaba que eso era muy probable; no existían imposibles en mi imaginación.
Mi furia contra ti no cesó con el pasar de los meses; es más, se incrementó cuando vi que te vestían con la ropa de mi difunta hermana. No era tu culpa, claro; no decidías qué ropa te ponía tu mamá, no tenías la culpa de que la mía te regalara la mayoría de sus cosas; era su forma de aprender a vivir con nuestra pérdida. Pero, vuelvo y repito, yo no lo entendía; sólo te veía como una usurpadora.
Tardé muchos años en entender que mi hermana no murió por tu culpa. Estaba enferma. Todos pensaban que era una gripe cualquiera que pasaría pronto, un doctor incompetente lo diagnosticó, pero no fue así. Cuando mis padres decidieron llevarla a otro doctor, ya era tarde. Tenía neumonía muy avanzada y no se pudo hacer nada... Sólo tenía tres años, Julia, era tan joven, prácticamente una bebé.
Al día de hoy aún la extraño, demasiado. Nunca la olvidaré; me quedaron tantas ganas de ser hermana mayor, sentir lo que mis hermanos sentían, tantos planes sin realizar. He aprendido a vivir con su muerte, porque me dolió horrores, no importa que yo tuviera sólo cinco años, una a esa edad entiende cuando algo grave sucede.
No sé por qué te cuento esto ahora. Supongo que mereces saber por qué no te traté bien en tus primeros catorce años de vida; y quiero que encuentres en estas cartas algo con lo que no tengas que «hacerte la sorprendida». Además, estoy algo nostálgica porque se acerca su aniversario de muerte número setenta y nueve, y con él, otro cumpleaños tuyo en el que no me recordarás.
Con amor,
Isabel

ESTÁS LEYENDO
Un minuto más
RomanceCombinando el presente y el pasado, Isabel hilará los diferentes hechos de su vida para poder narrarle, a través de cartas, su historia a su amada; recorriendo viejos caminos, pero esta vez sin compañía. Historia destacada en el perfil @FiccionGener...