Ester Exposito
Llevaba tres días en casa de Danna, sentía como si la estaba molestando.
Estando allí no podía dejar de pensar en Itzan, estaba hablando con Miguel por teléfono y no me dijo nada nuevo.
Tenía miedo de que Itzan sigue en camino de autodestrucción y todo por mi maldita culpa.
-¿Quieres desayunar? – me pregunta Danna
-Creo que me voy a Barcelona. – le digo
-¿Qué? Pues sí, podemos ir de vacaciones un par de días, no tiene nada de malo, de todos modos tenemos tiempo libre para ser lo que queremos. – dice
-No, no entiendes. Quiero irme de aquí, quiero mudarme a Barcelona, no puedo seguir aquí sabiendo que Itzan está destruyendo su vida por mí. – le digo, con mucha tristeza
Tenía una tía en Barcelona, la hermana de mi padre así que no tenía ningún problema de irme cuando quería.
No podía seguir estando en misma ciudad que él, le hice demasiado daño y no podía ganar su perdón y tampoco quería verlo sufrir más de lo que estaba sufriendo.
-Estás loca. – me dice
-Yo no puedo más, te lo juro. Estoy tratando pero no puedo, no puedo hacerle entrar en la razón y tampoco quiero seguir viviendo bajo el mismo techo con él. – digo
-Ester, no puedes cambiar tu vida entera por ese tipo. ¿Qué vas a hacer en Barcelona? – pregunta
-No sé, puedo terminar mi máster allí y luego encontrar un trabajo. – digo
Estaba pensando mucho sobre esa alternativa y jamás pensaba que tendría utilizarla, hasta este momento.
-Es una locura. – dice, preocupada
-¿Qué otra cosa podía hacer? Lo quiero mucho y no quiero seguir haciéndole daño. – digo
Estaba muy triste, no podía acercarme a Itzan, ya no le importaba.
-Debes vivir tu vida y dejarlo hacer todo lo que quiere hacer, puede emborracharse, drogarse, todo. Tú no tienes culpa de nada, no tienes por qué estar allí tratando a ayudarle sobretodo porque él no quiere tu ayuda. Itzan es demasiado toxico, cariño. – dice
-Quizás tienes razón pero no pienso verlo en ese estado, no puedo y tampoco puedo quedarme aquí toda la vida. – digo
-Por mí no te preocupes, tu eres como una hermana para mí. – dice, con una sonrisa
-Me voy, es decisión final. – digo
-¿Y piensas decirle a Itzan? – pregunta
-Si, esta noche. Es hora de ver como se siente de verdad, quisaz sigo importándole y si no me voy de aquí y me voy a olvidar de el por completo, te lo juro. – digo
Llevaba todo el dia preocupada por como decirle todo a Itzan, como el reaccionara, que haría y si le importaba al menos un poco.
En cuanto llegaba a apartamento me encontré con Miguel, esperaba ver a Itzan también porque no era tan tarde, no debía estar dormido.
-¿Dónde está el? – le pregunto
-Pues, ya sabes, el lugar de siempre, son las ocho así que es muy temprano. – dice
-Voy a esperarlo, tengo que hablar con él. – le digo
-El necesita tu ayuda, necesita reaccionar antes de que sea demasiado tarde. Sigue bebiendo y emborrachándose, es imposible hacerlo entrar a la razón. – dice, muy preocupado
-Ese no es mi trabajo, Miguel. Me voy a mudar a Barcelona, tengo que decirle y despedirme de él. – digo, sincera
-Joder, debías pensarlo bien. – dice
-No tengo que pensarlo dos veces, no me hace bien estar aquí y a él tampoco. Mira lo que está pasando por mi culpa, nada va cambiar las cosas. – digo
-Tu sabes que él te quiere pero es demasiado idiota como para reconocerlo y escucharte, con el tiempo cosas podrían volver a ser como antes. – dice, con esperanza
-Ojala pero ya tome una decisión. – digo
Después de unas horas, Miguel se fue a dormir y yo me quedaba en cocina. Tenía mucho sueno pero tenía quedarme allí para esperar a Itzan quien sigue sin aparecer.
Decidí mandarle un mensaje, no me importaba si se enojaba, no podía esperarle toda la noche como si no tuviera nada mejor que hacer.
A veces me enojaba tanto su comportamiento, no entendí como podía seguir enamorada de alguien como él pero al otro lado ha cambiado mucho y me hizo sentir cosas que nadie había logrado hasta ahora.
Con Álvaro todo fue diferente pero no sentí pasión, ni siquiera estaba enamorada de él, si hubiera estado jamás me metería con Itzan.
Creo que sentí ese deseo por él desde la noche que lo conocí, eso me hace querer volver el tiempo atrás.
Pocos minutos después Itzan entraba en apartamento, hizo demasiado ruido.
Yo me levantaba, me acercaba a él, mirándole con brazos cruzados en mi cuerpo.
-Hola. – le digo
Itzan da vuelta, mirándome.
Estaba borracho, se podía notar desde distancia.
-Te estaba esperando toda la noche, te mande un mensaje. – digo
-Yo... me quede sin batería. – dice
-No puedo creer que estas borracho de nuevo. – le digo, muy enojada
-¿De qué se trata todo esto? Tengo mucho sueno. – dice
-Quería hablar contigo. – le digo, sin rodeos
Itzan se acerca a mí, respirando fuertemente, casi podía caminar y tener ojos abiertos.
-Ya veo que no vas a poder escuchar nada de lo que tengo que decirte. Es mejor que vayas a la cama. – le digo
-No me siento bien. – dice
Yo le tomaba por la mano, me estaba preocupando por él, no estaba nada bien.
-¿Querías decirme que me quieres? – dice
-Vamos a hablar de esto mañana. – digo, tratando a tomarle por brazo y llevarle a habitación
-Ay, no puedo más, no me siento bien. – sigue diciendo
Antes de que podía reaccionar, Itzan se desmayo en pie.
-¡Joder, Itzan! Itzan, despierta. – digo, cayendo en suelo a su lado
Miguel llegaba de su habitación.
-Itzan, despierta, por favor. No te puedo perder, tú tienes que despertar. – estaba gritando
-¿Qué cono pasa? – dice Miguel
-Llama una ambulancia, se desmayo. – le digo
Miguel tomaba el móvil, llamándolos.
Yo quedaba en suelo, tratando a hacerlo reaccionar, no podía perderlo, no quería perderlo.
Lo que le paso fue mi culpa y no quería verlo muerto por ese error.
-Tienes que despertar, yo te quiero. – le digo, poniendo manos sobre su cabeza
Itzan seguía inconsciente, mi corazón estaba tocando fuertemente, como si iba salir de mi cuerpo.
Todo lo que podía pensar era en esa última noche que hicimos el amor antes de que descubrió verdad. Esa noche era especial, era mágica, jamás quería dejar de estar con él pero sabia como iba terminar todo.
Viéndolo así, inconsciente me hico aun más daño, no despertaba.
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Nos leemos!
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