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Ester Expósito

Me di cuenta que me pase un poco por enfadarme con Itzan, el no tenia culpa de nada, son mis hormonas que me tienen así.

Estábamos en cama, dormidos, sentí manos de Itzan sobre mi panza, podía oír su respiración.

-Tenemos que levantarnos. – le digo al dar vuelta

Itzan abrió los ojos, me miraba.

-No quiero levantarme. – dice, dándome un beso en el cuello

-Lo sé pero tenemos que cenar con mi madre esta noche. – le recuerdo

-Joder, eso es esta noche, me olvide por completo. – dice, ya sentado en cama

-¿Vas a poder estar aquí? – pregunto, asustada

Tenía miedo de estar con ella a solas, Itzan decidió que fue lo mejor decirle noticia ya y decirle a su madre mañana, así era el acuerdo.

-Claro, no te pienso dejar en esto sola. – dice, acariciando mi mejilla

-Quiero ya terminar con esto, tengo miedo de su reacción. – confieso

-Pase lo que pase yo estoy aquí para todo lo que necesitas, lo más importante eres tú y nuestro bebe. Lo que ella piensa a mi no me importa, lo correcto es invitarla y decirle, ya está. – dice, levantándose

-¿Vas a bañarte? - le pregunto

-Si, ya regreso. – dice, dándome beso en cabeza

Estaba muy nerviosa por tener que hablar con mi madre de nuevo, después de todo lo que dijo no tenía ganas ni verla.

Danna vino después para pasar un poco de su tiempo libre conmigo.

-Jorge te manda saludos. – dice mientras tomábamos café

-Estoy bajo mucho estrés, ni siquiera te pregunte como va su relación. – digo

-Todo está bien. – dice

-Podrías venir esta noche, mi madre va estar aquí. – comento

-Es una cosa más familiar, no quiero meterme en esos asuntos. – dice

-Danna, tú también eres familia. – digo

-¿Dónde está tu príncipe? – dice, hablando de Itzan

Me sonrió al oírla hablar así de él, de verdad que era un príncipe.

-Se fue de compras. – le digo

-¿Cómo están ustedes dos? ¿Todo bien ahora? – pregunta, curiosa

-Es perfecto. No me deja hacer nada sola, cuida de mi, cocina, va de compras, es increíble. – digo, con una gran sonrisa

-Me alegro por ti. – dice, sincera

-No sabes cuánto alivio siento de que por fin logramos poner todo eso atrás y vivir una vida normal, sin pelearnos todo el rato. Jamás pensaba que eso sería posible, por fin dejo su orgullo atrás. – digo

-Si y lo hico por ti, es un hombre muy diferente, me siento feliz al verte tan contenta. Y no puedo creer que voy a ser tía Danna, me siento vieja. – dice, bromeándose

-Aun no sé si quiero saber si es un niño o niña. – comento

-¿Y Itzan? – pregunta

-No hablábamos de eso. – digo

-Sea como sea, va ser un niño bonito e inteligente. – dice, abrazándome

De verdad la necesitaba esa noche pero ella tenía otro plan, sabía que podía contar con Itzan.

Por la noche los tres estábamos sentados por mesa, cenando juntos.

-¿Itzan, como van tus estudios? – pregunta mi madre

-Bien. – el contesta

Itzan fue un poco tenso, se notaba que mi madre le ponía bastante incomodo con su preguntas.

-¿Piensas que vas a poder vivir bien y ganar mucho dinero como para poder comprarte todo lo que necesitas? – pregunta

-Mama, por favor. – le digo

-Es solo una pregunta. – dice

-Te llame aquí para contarte algo, ya veo que no cambias y eso no es ninguna sorpresa. – le digo, un poco decepcionada

-¿Te sientes bien? – pregunta Itzan tomándome por la mano

Yo asiento con cabeza, no quería preocuparle ni nada.

-¿Estas enferma? – pregunta mi madre

-No, estoy embarazada. De hecho, Itzan y yo estamos esperando a un hijo juntos, vas a ser abuela. – le digo, de inmediato

Esa noticia la tomaba por sorpresa, se notaba en su cara.

-¿Cómo que estas embarazada? – dice, alterada

-Así como lo oyes y nosotros estamos de nuevo juntos. – le digo

-Quizás debía dejarlas solas para hablar. – dice Itzan pero yo le detengo con mano

-No, quédate aquí. – le digo

-Esto es una gran sorpresa para mí, no tengo otra opción que aceptar tu decisión. – dice

Me sorprendía su reacción, pensaba que iba enojarse mucho, dar vuelta y irse de aquí.

-¿De verdad? ¿No piensas gritarme o decirme que tomaba una mala decisión? – pregunto

-No, eres mi hija, voy a ser abuela, eso me hace feliz, a pesar de todo lo que pasaba entre nosotros últimamente. – dice, sonriéndose

-Señora, sé que no le caigo tan bien pero prometo que voy a hacerla feliz, es mi único objetivo, hacerles feliz y vivir una vida bonita. – dice Itzan, mirándome

-Confió en ti, Itzan. – dice mi madre

Toda la noche paso rápido, hablábamos mucho, mi madre por fin acepto a Itzan y eso me hacía muy feliz.

-No tenemos nada de qué preocuparnos más. – dice Itzan mientras estábamos en cama

-Por fin las cosas están bien, por fin. – digo, mirándole en los ojos, acariciaba su mejilla

-Estoy muy feliz. – dice dándome un beso en el cuello

-¿Itzan, te puedo preguntar algo? – le digo, cambiando mi cara

El asienta con cabeza.

-¿De verdad me perdonaste todo o lo dices simplemente porque me quieres y vamos a tener un hijo? – pregunto

No quería volver abrir esa tema pero me mataba curiosidad, no quería estar con alguien que siente lastima por mi o mucha pena.

-¿Por qué me preguntas eso? – me dice

-No sé, quiero oír la verdad, sé que me amas. – le digo

-Mira, no he dejado de quererte nunca, todo lo que paso es olvidado porque yo te quiero en mi vida. Esa decisión la tomaba antes de que sabía que estabas embarazada así que no tienes por qué dudar de mi amor por ti o si sigo pensando de apuesta. Yo era una persona muy diferente, tú lo sabes mejor que nadie, merecía que me tratas así, merecía esa apuesta para poder aprender a querer y cambiar. Y perdimos mucho tiempo por mi orgullo, tantas veces quería terminar con esa guerra y estar contigo, jamás podría perdonarme eso. – dice

Yo ponía mis manos sobre su pelo, le acariciaba.

-Entiendo. – le digo

-¿Vamos a dormir? – dice

-Si. – contesto

Nos abrazábamos, Itzan acariciaba mi rostro hasta que me quede dormida.

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