Ester Exposito
No podía concentrarme en lo que Iván me decía porque Itzan sigue mirándome.
-¿Te sientes mal? – pregunta
-No. – digo de inmediato
-¿Ese es tu compañero de piso? – pregunta mirando a Itzan
No sabía si decirle la verdad o no, de todos modos no estaba saliendo con él como para tener miedo de su reacción.
-Si pero es mi ex novio también. – digo
-Por eso estaba tan enojado. – comenta
-¿De qué hablas? – pregunto
-Cuando estaba saliendo del apartamento me encontré con él, estaba tan enojado y muy grosero. Pensaba que es así con gente que desconoce pero al parecer le molesto que nos enrollamos. – dice
-A él no le molesta nada, créeme. – le aseguro
-¿Por qué no siguen juntos? – pregunta
-No importa, Iván. Estoy aquí contigo, dejamos de hablar de él. – le digo
-Simplemente quiero saber si aun sientes algo por el porqué si es así yo me retiro, no pienso meterme entre dos personas que se quieren mucho. – dice, sincero
No podía creer que era tan buena persona como para decir eso, era la persona perfecta y aun estaba sorprendida.
-No estás entendiendo como están las cosas, nosotros no nos queremos, estamos en un proceso de ser amigos o dos personas adultas que comparten piso. – explico
Iván me toma por la mano.
-Entonces, voy a quedarme aquí contigo. – dice, con una sonrisa
-Voy a tomar unos tragos, ya regreso. – le digo, levantándome
Notaba que Itzan me estaba mirando pero le di una mirada muy fría, no pensaba romperme adentro por él.
Me fui al bar para tomar bebida.
-Que casualidad encontrarte aquí. – dice Itzan
Esperaba que iba ocurrir una cosa así.
-Si, es una casualidad y nada más. – digo, sin mirarlo
-No sabía que te gustaban tanto los pijos como ese. – dice
-Si, a algunos nos gustan pijos y a otros chicas obsesionadas. – comento
-Ester, mírame. – me dice
-¿Qué quieres? – digo
-Ese tipo es un imbécil, de verdad, míralo. – dice
-¿Por qué te sigues metiendo en este asunto? – pregunto
-Me preocupo por ti. – dice
-¿Y todas esas cosas que me dijiste? – pregunto
-Olvídalo. – contesta
Itzan era un idiota si pensaba que me iba dar por vencido tan fácilmente.
-Tu amiga te está esperando. – le digo
-¿De verdad piensas irte con este de nuevo? – pregunto
-Yo hago con mi vida lo que se me da la gana. – contesto
-¿Qué hago para que me perdonas por todo lo que te dije? – pregunta
Me acerco a él, mirándolo en los ojos.
-No puedes hacer nada, dijiste lo que querías decir y ya. No pienso volver a fingir que podríamos ser amigos hasta el momento que decidas faltarme respeto de nuevo. – le digo