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Ester Exposito

Estaba muy asustada después de que volví sentir dolor en estomago, por suerte Miguel se encontraba allí y lograba llevarnos al hospital a tiempo.

-Vine en cuanto me llamaste. – dice Danna quien estaba sentada a mi lado

-El doctor no viene, es porque es mala noticia. – comento

-No digas tonterías, sigue haciendo análisis, es por eso. – dice Danna al tomar mi mano

No podía calmarme antes de oír buena noticia, no tenía ganas de comer ni dormir.

-¿Itzan está aquí? – pregunto con miedo

Danna asienta con cabeza.

-Debe estar enojado por no decirle sobre dolores. – digo

-Itzan está bastante calmado, de verdad. – dice, calmándome

Una hora después Danna tendría que irse, me quedaba sola. Itzan aun no quería entrar, quería dejarme descansar y no molestarme.

Doctor entraba y su silencio me preocupaba.

-¿Qué está pasando, doctor? – le pregunto de inmediato

El seguía en silencio, sentaba a mi lado.

-¿Desde cuándo llevas teniendo estos dolores? – pregunto

-No sé, hace días. – le digo, nerviosa

El asienta con cabeza, escribiendo algo.

-Doctor, por favor, dime lo que me pasa. ¿Mi bebe está bien? – le pregunto

-Tienes que cuidarte mas, Ester. Tienes que dormir y descansar todos los días. – dice

-¿Pero, todo está bien? – pregunto

-Si, tu bebe está bien, no tienes nada de qué preocuparte. ¿Me prometas que vas a descansar mas y dejar de hacer tonterías? – dice

-Si, lo prometo, muchas gracias, doctor. – le digo

Sentí tanta alegría que quería saltar y darle un abrazo.

Doctor se fue y Itzan entraba.

-Hola. – dice, acercándose a mi

Sentaba a mi lado, tomándome por la mano.

-¿Cómo te sientes? – pregunta

-Bien. – le digo

-Joder, casi morí de susto. No podía perdonarme si algo le pasa a bebe o a ti. – dice, aun preocupado

-Perdóname por no decirte nada. – le digo, poniendo mano sobre su mejilla

-Desde ahora hasta que nace el bebe vas a descansar, yo te ayudo con todo lo que necesitas pero no vas a estar de pie todos los días. – dice

-Está bien, así va ser. – le digo, sonriéndome

Itzan se veía bastante preocupado, no quería volver a hacerlo sentir así, no se lo merecía.

-Estaba muy asustado, pensaba que lo perdimos. – dice

-No te alteras, por favor. Y al respeto a bebe, aun no sabes si es un niño o niña. – le digo

-Si, la verdad que no pensaba mucho en eso. – dice, sonriéndose

-Imagino a un mini Itzan corriendo por calles de Madrid, jugando futbol. – digo, imaginándolo

-Si pero mi hijo no va ser como yo, yo era bastante problemático. – dice

-Me gustaría irme de aquí, vivir en Barcelona o Roma o Paris. – le digo, de repente

No sé de donde venia todo eso pero llevo pensando mucho a dejar de vivir en Madrid y empezar desde cero en otra parte, con Itzan.

-¿Roma? – dice, confundido

-¿Tu no? – pregunto

-Pues no, llevo viviendo aquí toda la vida, no veo ningún problema a seguir viviendo. – dice

Notaba que no pensábamos de misma manera, eso podría traer problemas o quizás el lograba cambiar su opinión en cuanto nazca nuestro bebe.

-¿De verdad? Pero, en unos meses podría llegar a cambiar opinión, le pasa a mucha gente. – le digo

-Pues, yo no soy como otra gente, yo digo lo que pienso, jamás quiero vivir en otro lugar, no podría irme de aquí ni por nada ni por nadie, estamos bien así como estamos ahora. – dice, acariciando mi mano

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