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Ester Expósito

Itzan era el hombre perfecto, cuidaba de mi, cocinaba, limpiaba todo, me hacía muy feliz tenerlo a mi lado.

Ambos estábamos dormidos en mi cama, desnudos.

Pronto sentí besos de Itzan sobre mi espalda, ese hombre nunca se cansa de mostrarme cuanto me quiere.

-Buenos días. – suspira

-No tenia frio en toda la noche, debe ser por tu cuerpo que esta tan caliente. – le digo, dando la vuelta

Itzan besaba mi cuello.

-Quiero despertar a tu lado todos los días. – me dice

-¿Podemos pasar todo el día en cama? – pregunto, poniendo manos sobre mejilla de Itzan

-No, lo siento, tengo que irme a universidad. – dice, triste

-No pasa nada,te voy a estar esperando aquí. – le digo con una gran sonrisa

Itzan parecía diferente, cambio su comportamiento de un momento a otro.

-¿Qué pasa? – le digo

-Es que no vi a Sara desde ese día, me siento raro después de todo lo que ocurrió. Ella sigue enfadada y despechada. – dice, sintiéndose mal

-¿Y que con eso? – digo

No tenía tan grandes celos de Sara, simplemente no quería hablar de esa persona, estaba obsesionada con Itzan, eso me molestaba.

-Estoy preocupado. – confiesa

-Ya. ¿Y por qué estas preocupado por alguien que no es capaz de aceptar un rechazo por tu parte? – pregunto, levantándome

Estaba tomando mi ropa, vistiéndome.

-Éramos buenos amigos antes de que todo eso sucedió. – dice

-No quiero hablar de ella, de verdad. – le digo

Itzan tomaba su bóxer, levantándose.

-¿Estas celosa porque la mencione? – pregunta, sonriéndose

Parece que le estaba divirtiendo toda esa situación.

-No. – digo, mientras Itzan se acercaba a mi

-No tienes nada de qué preocuparte, soy todo tuyo. – dice, poniendo mano sobre mi mejilla

-Lo sé pero a veces hay otras personas que no son consciente de eso y hay que marcar el territorio, yo sé lo que es mío y lo que me pertenece. – le explico

-Me gusta cuando te pones celosa. – dice, besándome

-Debías vestirte si piensas irte a universidad. – digo

-¿Vas a estar bien aquí sola? – me pregunta

-Si, voy a ver alguna película y comer algo. – le digo

No me sentía tan bien, creo que ya empiece tener nauseas. 

-Vuelvo pronto. – dice, dándome otro beso

Pensaba que iba aburrirme sola pero llamaba Miguel para hacerme compañía, aun estaba ''enfadada'' con Danna por interrumpir mi sesión hot con Itzan pero ya se me pasara.

-¿Cómo te sientes? – me pregunta

-Tengo unas ganas de vomitar. – le digo

-Ya se te pasara, de seguro. Lo más importante es que no estás sola en todo esto, tienes a Itzan y no tienes nada de qué preocuparte. – dice

-Itzan se está comportando muy bien conmigo, jamás pensaba que ibamos a volver tener una relación normal y sana, pensaba que jamás va poder olvidarlo y perdonarme. – digo, recordando

-Parece que hay cosas más importantes que su orgullo, jamás pensaba que iba decir una cosa así. – dice, riéndose

-El de verdad quiere tener este hijo, debe ser porque sufrió perdida de su padre, necesitaba algo así para hacerle recapacitar. – comento

-¿Y tú? ¿Querías tenerlo de verdad? – pregunta

-Claro. Tenias dudas en principio pero no creo que pude deshacerme de un bebe, pensaba que era fuerte y que necesitaba hacerlo pero eso solamente sería un gran error que no me dejaría en paz toda la vida. – confieso

-Que bien, voy a ser el mejor tío de mundo. – dice, sonriéndose

Tenía suerte de que Itzan me hacia compañía, así paso tiempo más rápido.

Poco tiempo después de que Miguel se fue, Itzan llegaba. Parecía bastante cansado, tenía mucho sueno.

-¿Cómo te fue? – le pregunto

-Bien. – contesta

Tomaba un vaso de agua y sentaba a mi lado en sofá.

-¿Viste a Sara? – pregunto

-Si. – contesta

Odiaba esas respuestas tan cortas mientras estábamos hablando de algo muy serio.

-¿Y?- digo, un poco frustrada

-Nada. No hablamos, era muy distante, así que no quería acercarme a ella. – dice

-Que bien. – digo

-¿Por qué sigues pensando en eso, Ester? No debías estar tan insegura, ya sabes que te amo. – dice, mirándome a los ojos

-Lo sé, pero no le tengo confianza. Una mujer desesperada es capaz de cualquier cosa para obtener lo que quiere. – digo

-Dejamos de hablar sobre ella. – dice, un poco enojado

-Vale. – digo, poniendo mano sobre su pelo, acariciándolo

-¿Has pensado en como decirle a tu madre sobre embarazo? – pregunta

-No lo sé, tengo que hacerlo lo antes posible. – digo, preocupada

-No te preocupes, yo estoy aquí para todo lo que necesitas. – dice

-No conoces a mi madre, la viste una sola vez. – digo

-Ester... - dice

Tomaba mi mano, acariciándome.

-Deja de pensar en eso, todo va salir bien. – dice

-¿Para ti todo es tan fácil, no? – digo, alejándome de el

-Pues, si. Estas pensando demasiado sobre algo que es tan simple. – dice, acercándose a mí de nuevo

Yo le di espalda, quería pensar sin oírlo decirme que todo va estar bien o no sé qué.

-Ya, déjalo. – digo, cruzando mis brazos

Sentí a Itzan acercándose a mí, ponía manos sobre mis brazos, trataba a calmarme.

-Lo siento, no pienso nada mal. – dice

-¿Por qué nunca puedo enojarme contigo? – digo, dando la vuelta.

-Es porque me quieres, cuando quieres a alguien es difícil enojarte con esa persona, pase lo que pase. – dice, sonriéndose

-¿Me acompañas al ver doctor mañana? – le pregunto

-Por supuesto. – contesta

-Tienes que levantarte muy temprano. – le acuerdo

-No sé si va ser posible, digo si vamos a hacer lo mismo que hicimos anoche. – dice, besando mi cuello

-Eso es exactamente lo que vamos hacer. – suspiro

Itzan y yo siempre terminamos en una posición así, no podíamos dejar de desearnos tanto, de besarnos, de seducirnos con miradas. Éramos adictos uno al otro como siempre, jamás pienso renunciar a él, es el único hombre que me hace sentir deseada y satis fechada.

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