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Itzan Escamilla

Después de lo que paso con Ester esa noche, me quedaba muy preocupado por ella.

Quise matar a golpes ese idiota por querer aprovecharse de ella pero lograba controlarme antes de cometer alguna locura.

Esa mañana ella estaba dormida más de lo que debía estar así que decidí entrar en su habitación y despertarla.

-Ester. – le digo

Ella seguía dormida en cama, ni siquiera dio vuelta para mirarme.

-¿Vas a levantarte ya? – la pregunto

Ella estaba despertando pero aun no dio vuelta, no entendí que le pasaba.

-¿Ester? – digo de nuevo

Ella da vuelta, mirándome.

-¿Qué te pasa? – la pregunto

-Ya voy. – dice

La quede mirando por un momento, asiento con cabeza y salgo de habitación.

Pocos minutos después ella llegaba a comer.

-¿Qué tal estas? – la pregunto

-Mejor que nunca. – dice

-Podemos hablar de lo que paso. – le digo

-No tenemos por qué. – dice de inmediato

Sabía que iba sentirse un poco incomodo o avergonzada pero de todos modos quería saber cómo se siente realmente después de ser víctima de un acoso que no termino mal gracias a mi.

-Ester, pasaste por una situación un poco delicada, es normal que te sientes así. – digo

-Itzan, gracias por encontrarte allí y ayudar pero no quiero hablar de cómo me siento. – dice, enojado

-Tranquila. – le digo

Ella se levanta antes de comer algo.

-Y déjame en paz. – casi grita

Decidí respetar su decisión de no querer hablar de esa tema.

Miguel despertaba pronto así que aproveche para ver cómo estaba y como van cosas con su novia.

-De eso precisamente quería hablar. – me comenta Miguel

-¿No me digas que terminaste con ella? – pregunto

Me daría mucha pena porque le hacía muy feliz, era contento y estaba sonriendo cada vez que mencionaba su nombre.

-No, por supuesto que no. Es que, estoy tan enamorado de ella que creo que vamos a vivir juntos. – dice

Eso parecía aun peor porque no podía soportar estar viviendo solo con Ester.

-¿Cómo? – digo

-Si, no tenemos porque esperar más. – dice

-¿Me piensas dejar aquí solo? – pregunto

-No me digas que tienes miedo de vivir con Ester. – dice

-No, no es eso. Yo... no es eso, Miguel. – digo, tratando a defenderme

-¿Entonces? – pregunta

-Estamos viviendo juntos desde hace mucho tiempo, pensaba que así será por muchos años más. – digo

-Yo encontré alguien con quien quiero estar, no pienso perder el tiempo, tu tampoco deberías hacerlo. No pierdes el tiempo, la tienes aquí, frente tu nariz y no haces nada como para demostrarle que te importa mucho. – dice

-No te metes en esto, Miguel. – le digo

El tenia las mejores intenciones cuando decía lo que decía pero Ester se estaba comportando bastante rara como para volver a acercarme a ella y tratar llevar una comunicación normal.

Todo el día Ester llevaba en su habitación, no quería molestarla, decidí ver una película nueva ya que no tenía nada mejor que hacer.

Después de una hora ya me estaba aburriendo, alguien tocaba las puertas así que decidí abrirlas.

Pensaba que fue Miguel quien olvido las llaves o quizás Sara.

Pero al abrirlas me encontraba con una gran sorpresa, era una persona que no vi por mucho tiempo.

-¿Tu? – digo, mirándole

-¿No piensas darme un abrazo? – dice Álvaro

No le había visto desde ese día que se fue de aquí, fue una sorpresa buena pero también una sorpresa mala, no sabía cómo se había sentido después de lo que pasaba, no habíamos hablado ni siquiera por el teléfono.

Le di un abrazo grande mientras seguía confundido.

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