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Itzan Escamilla

Estaba trabajando todo el día como un loco, no tenía tiempo para nada, solamente me fui a tomar un café con Eva y nada más. Estábamos hablando un poco, hace días no la veo, estaba tan cansado que casi me dormí mientras me hablaba de otro tío que conoció por el internet.

Por lo que hablaba entendí que no le va muy bien, esos tíos son aburridos o idiotas.

Creo que gente debía usar esas aplicaciones solamente para olvidarse de alguien, al menos eso fue lo que yo hacía.

En cuanto llegaba a casa todas las luces eran apagadas, fue extraño porque esperaba ver a Ester y nuestro hijo.

-¿Ester? – digo

Fue silencio, no había nadie al parecer, por eso decidí irme al habitación a ver qué pasaba, podía jurar que me llamaba si pasaba algo, de seguro.

-Hola, guapo. – me dice Ester al verme entrar

Habitación fue llena de velas, no vi nada más que Ester en su ropa interior acostada en cama, casi desnuda.

-¿A ver, que es lo que pasa? ¿Qué es todo esto? – la pregunto

-Una sorpresa para ti. – dice, sonriéndose

Tenía muchas ganas de ella pero no así, tendríamos hablar de nuestros problemas y no follar para arreglarlos.

-¿Podríamos hablar de todo lo que paso? – la pregunto

-Yo no quiero hablar, Itzan... al menos no ahora. – dice en voz profunda

Esa voz me hace muy difícil no caer ante sus encantos, como siempre.

-No podemos seguir haciendo esto cada vez que nos peleamos. – le dejo claro, acercándome a ella

Ella al parecer no entendía lo que la estaba diciendo por que se levantaba, poniendo mano sobre mi camiseta, acercándome a ella aun mas.

-Joder. – suspiro

-Hace tiempo que no lo hacemos, Danna está cuidando a Gorka. – dice

Sabía que era una oportunidad que no podía perder, quien sabe cuando sea la próxima vez, Danna no puede estar cuidándolo todos los días ni mi madre.

-Me haces muy difícil ser serio en este momento. – le digo al sentar a su lado

Ester cuitaba su sujetador, quedaba viendo sus pechos muy perfectos, es lo que quería ver hasta fin de mi vida, sinceramente.

-¿Te gusta? – me pregunta, preocupada por mi silencio

-¿Cómo no me va gustar? Me gusta todo de ti. – le digo, dándole un beso enorme en labios

-Entonces, demuéstramelo. – dice

Pasábamos toda la noche haciendo el amor, fue un sentimiento muy bueno volver a tenerla allí, en mi cama. No quería separarme de ella nunca pero tendríamos que hacer lo que menos quiero y es hablar sobre nuestros problemas, no todo se puede solucionar así.

La próxima mañana despertamos, no podía dejar de sentirme incomodo por nuestra manera de solucionar problemas últimamente, quería creer que es porque seguíamos tratando a acostumbrarnos al bebe y todo pero no fue así.

-¿Qué? – dice Ester, notando mi intranquilidad

-Pues, ya sabes. – le digo, levantándome

-No tenemos nada de qué hablar, Itzan... nuestra relación es perfecta, debes dejar de pensar en manera de solucionar problemas que realmente no existen. – dice, enojándome aun mas

Di vuelta, mirándola.

-No pienso hacer el amor cada vez que nos discutimos, comunicación es más importante que es y debíamos tenerlo en cuenta. – le digo, muy serio, tomando mi ropa

-Ya veo que tenemos otra discusión. – dice, irónica

No le dije nada, solamente salí de habitación, necesitaba pensar bien sobre lo que estaba sucediendo.

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