Itzan Escamilla
Las cosas con Ester estaban funcionando mucho mejor que hace un mes, creo que había logrado hacerle ver que la quiero de verdad, que estoy arrepentido por como me comportaba y sobretodo que quiero un futuro con ella.
No fui capaz vivir sin ella, simplemente no encontraba manera de hacerlo.
Me quede dormido en su cama mientras ella estaba con Danna, las sabanas olían muy rico, era como si Ester estuviera allí conmigo.
Me quede en cama un poco más, en cuanto oigo a Ester entrar decidí levantarme y poner alguna ropa.
Salí de habitación, acercándome a ella.
-Volviste. – comentaba
Ella me miraba muy seria, creo que estaba llorando.
-¿Qué te paso? – la pregunto, acercándome a ella
-Tenemos que hablar. – dice
-Si, yo también quiero hablar, estoy harto de toda esta situación. Tenemos que aprender comunicar bien como lo hacíamos antes. Yo ya me olvide de maldita apuesta, te lo juro, todo está olvidado y perdonado. Te creo, confió en ti y quiero estar contigo para siempre. – le digo, sincero
-Siempre es mucho. – dice, aun triste
-Estoy dispuesto a cumplir con mi promesa, yo no me voy a ningún lado, no me pienso alejar de ti nunca más. – le digo, poniendo mano sobre su mejilla
-¿De verdad lo olvidaste? – pregunta
-Si, te lo juro. Ojala había sido un poco más inteligente, ahora no estaríamos en esta situación. – digo, arrepentido
-Estoy embarazada. – dice
Por un momento pensaba que estoy soñando o que esta bromeando, pero eso explica su comportamiento en esos últimos días, no se sentía bien, estaba cansada y nerviosa.
-Es mío. – comento, ya sabiendo porque estaba seguro que Ester estaba solamente conmigo
-Si, es tuyo. – confirma
Me sentía raro pero también feliz, era la mejor noticia últimamente, quería tener hijos con ella algún día pero no pensaba que ese día ya llego.
-No puedo creer, voy a ser padre. – digo, abrazándola
-Itzan, tenemos que hablar de eso. – dice, muy seria
-¿De qué? – digo
-No quiero que sientas alguna obligación de tener que hacerte cargo de este bebe, paso lo que paso y no tienes por qué estar en vida de mi bebe por el hecho de que me dejaste embarazada. – dice, fría
-¿Estas de broma? No puedes decir una cosa así, con mucho gusto quiero hacerme cargo de el o ella. – digo, feliz
-No quiero obligarte a nada. – dice
-Joder, que no me estas obligando. – digo, enojado
-Hoy me fui a una clínica privada con Danna, no te dije la verdad porque no sabía como reaccionaras. Yo quería abortar pero al llegar allí y ver esas mujeres que parecen como si les llego el fin de mundo por cometer un pequeño error de abortar simplemente no pude hacerlo. – dice, sincera
-Me alegra que no lo has hecho. – le digo
-Yo no sé si quiero volver contigo en este momento. – dice
-Joder, estoy harto de seguir peleándose por una misma cosa, te dije que te perdone, reconozco que me comportaba como idiota pero te quiero, te sigo queriendo. ¡Te amo, joder! No tienes porque hacer cosas difíciles, vamos a tener un hijo juntos. – digo, bastante frustrado
-Cada vez que estabas con otra por tu maldito orgullo me hiciste mucho daño. – dice, dolida
-Lo sé, te hice mucho daño, nos hice sufrir mucho pero me arrepiento. Voy a estar arrepentido toda mi vida, te lo juro, debía haberte escuchado y perdonártelo de inmediato. Pero no lo hice porque no quería creer que de verdad me amas, que no fue juego, simplemente quise hacerte sentir así como me sentía yo. Es estúpida excusa pero no puedo explicarte cuanto lo siento. – digo, acariciando su mejilla
-Yo también te amo pero necesitamos pensar bien sobre nuestra relación, yo no puedo sufrir más, no puedo vivir así. Te metiste con Sara porque estabas enojado conmigo, ni siquiera te importaba como me sentía verte con otra. – dice, casi llorando
-Tendría que hacerlo, no soportaba verte con ese imbécil, trato a abusar de ti, tenía ganas de matarlo. Me dolió ver que estabas con otro mientras me jurabas que lo nuestro jamás fue juego para ti, se que lo hiciste porque estabas triste. Te deseo, Ester. – le digo, tratando a besarla
Sabía lo que estaba haciendo, ella también tenía muchas ganas de mi y de mi boca.
-¿Podrías prometerme que jamás vas a volver hacer una cosa así? – me pregunta
-¿Qué cosa exactamente? – digo
-Hacerme sufrir. – dice en voz baja
-No lo voy a hacer, yo solamente quiero hacerte feliz para siempre. – le digo, besándola de manera salvaje, no sé que me pasaba
-Entonces quizás podríamos volver a intentarlo. – dice, con pequeña sonrisa
-Te voy a conquistar de nuevo, Ester. Te juro que no existe ninguna otra persona para ti, yo soy el único que te puede hacer feliz, no hay nadie más. Yo te quiero así como eres y tu también a mí, me das tranquilidad y paz. – le digo
Sabía que ella quizás necesitaba un poco tiempo para poder pensarlo bien pero también sabía que lograba despertar ese viejo sentimiento de deseo y amor en ella. Es como si lo de apuesta jamás ocurrió, es como si habíamos terminado relación por una razón estúpida y ahora estamos siguiendo el camino en mismo lugar donde nos detuvimos.
