69

508 32 2
                                    

Itzan Escamilla

Una semana había pasado desde que me acostaba con Ester, ambos estábamos de acuerdo con que no significa nada.

Fue un momento pasional y nada más.

Ese día fui a ver a Sara porque la estaba evitando por días, sabía que estaba muy ocupada con su trabajo y no quería molestarle.

-¿Dónde estabas estos días? – me pregunta

-Pensaba que querías un poco de espacio para trabajar. – digo

-Ya sabes que disfruto mucho de tu compañía. – dice

-Si. – digo

Ella sienta a mi lado, me sentía un poco incomodo.

-Itzan, estoy harta de estoy juegos. – dice

-¿Qué juegos? – pregunto

Ponía manos sobre mi mejilla, me estaba poniendo aun más nervioso.

Me dio un beso en los labios pero fue un poco raro y incomodo ya que la empuje de inmediato.

-No haces esto. – le digo

-Pero es lo que los dos queremos. – dice

-Lo siento si te di impresión de que quiero estar contigo, no fue mi intención de verdad. – digo

-¿Estas bromeando, verdad? – pregunta

-No. – contesto

-¿Por qué te acercaste a mi entonces? – pregunta

-Se que te gusto pero aun no estoy preparado para tener una relación contigo. – le explico

-¿Pretendes que espera toda mi vida hasta que tu decidas quererme? – pregunta

-No, creo que no podía quererte, no así. Eres buena amiga, me haces olvidar de otras cosas y eso es todo. – digo

-Ya, soy muy tonta. – dice, con ojos llenos de lagrimas

-No eres tonta, eres buena persona pero yo no te quiero. – le digo, sincero

-¿Por qué? – pregunta, desesperada

-Lo siento, ojala podría quererte así como tu deseas. – digo, tratando a tomarla por mano

-¿Es por Ester? – pregunta

-No, no lo es. – le digo

-Vete de aquí, por favor. – dice, casi llorando

Sabía que le había hecho mucho daño pero tampoco le dije que quería estar con ella, no había hecho nada como para hacerle creer que me gusta de esa manera.

-Lo siento mucho. – le digo, saliendo

En cuanto llegaba al apartamento, veía que Ester estaba sentada en sofá.

Llevaba una falda bastante corta, podía ver sus piernas.

-¿Qué? – me pregunta

-¿Dónde está Miguel? – digo

-No está aquí. – contesta

No podía mentir, tenía tantas ganas de volver a enrollarme con ella, no quería volver con ella pero quería estar con ella por una sola noche más.

-¿Qué tal tu relación con Iván? – la pregunto

Me dio una mirada antes de levantarse de sofá, cada vez que le mencionaba a ese tipo se sentía tensa y nerviosa.

-Bien. – dice

-¿Entonces, están juntos? – pregunto

-No, por ahora. – dice

Sigo mirando su falda, me tenía como loco, como si me estuviera provocando a propósito.

-¿Me puedes mirar en la cara o qué? – dice, un poco enojada

-Si. – le digo

-Joder, Itzan. No vamos a volver a hacer eso. – dice

-¿Qué? – pregunto, sonriendo

-Ya sabes, conozco bien esa mirada. – me dice, mirando mis labios

Me acerco a ella.

-Estamos solos y ambos nos estamos aburriendo en este momento. – le digo

Ella pone mano sobre mi espalda, mirándome en los ojos.

-Si, estamos solos. – dice

Me da un beso en la boca, yo pongo manos sobre su cuello acercándola a mi aun mas.

Ella me empuja en sofá y sienta sobre mí.

-Pareces tan segura de ti misma. – le digo mientras nos estábamos besando

-Esto es ultima vez, Itzan. – dice

-Vale. – le digo poniendo mano debajo de su camiseta

-Mírame. – me dice

Yo la miraba en los ojos.

-No estoy bromeando, esto es ultima vez. Tu mismo lo dijiste, solo es sexo y nada más. – dice

-Si, te lo prometo. – le digo

Nos seguíamos besando, quizás en el fondo si la quería pero jamás podría perdonarla.

SuncityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora