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Itzan Escamilla

Me sentía desesperado al ver a Ester en ese estado, no quería que nada le pase a ella ni a nuestro bebe. Decidí llevarla a un hospital, salí fuera de edificio llevándola en manos.

-Mierda, tengo que llamar un taxi. – comento, enojado

-Apúrate, Itzan, por favor. – dice Ester

Al ver a Miguel llegando de repente me sentí mas aliviado, recordé que quedamos en ver un partido de futbol.

-Miguel, necesito tu ayuda. – le digo

El se estaba acercando a nosotros.

-¿Qué está pasando? ¿Ester está bien? – pregunta al vernos así

-Necesito que nos llevas al hospital, tiene pocos dolores, tenemos que llegar allí lo antes posible. – le digo

Entramos al coche de Miguel quien estaba en pánico, más que yo.

-¿Puedes apurarte, por favor? – le grito

-Si, si , perdón. – dice al empezar manejar el coche

-Ester. – le digo

Ester seguía con ojos cerrados, me preocupaba, no quería perderla, quería pensar que todo es un pequeño dolor y que eso ocurre casi siempre con mujeres embarazadas pero yo no tenía idea ni de embarazos ni nada. Yo no sabía cómo ser novio ejemplar ni hijo, ni siquiera sabía cómo iba ser padre pero quería creer que yo puedo hacerlo sin causar muchas problemas.

-Ester, mírame. – le dice, mientras acariciaba su mejilla

Miguel se ponía aun más tenso.

-¿Itzan, que es lo que está pasando? ¿Se desmayo? – pregunta

-Ahora no tenemos tiempo para preguntas. – le grito

-Nada mas quiero saber si hay algo de qué preocuparme o no. – dice

-Tu maneja el coche y deja de molestarme. – casi le grito de nuevo

No tendría ningún derecho a hablarle así pero estaba bastante nervioso y asustado.

-Ester, despierta por favor. – le ruego

-Estoy despierta. – dice, abriendo los ojos

-Mi amor, ahora vamos a llegar al hospital y todo va salir bien. – le digo, aun acariciando su rostro

-¿Me prometas? – pregunta

No sabía que decirle, no quería mentirle pero tampoco sabía lo que estaba por ocurrir.

-Te lo prometo. – le digo

-¿Nuestro bebe va estar bien? – pregunta

-Si, si pero no hablas mas, descansa que ya llegamos. – le digo en voz baja

En cuanto llegamos al hospital doctor decidió verla de inmediato. Miguel y yo quedamos afuera, más nerviosos que nunca.

-Tranquilo, todo va estar bien. – dice, tratando a calmarme

-¿Y qué cono sabes tú? – le digo, enfrentándolo

-Yo no tengo culpa de lo que está pasando, baja la voz. – dice, mirándome

Tenía razón, yo no hice nada más que gritarle como si él tendría la culpa.

-Si le pasa algo a ella o a bebe me muero. – le confieso

Miguel ponía mano sobre mi brazo, tratando a calmarme.

-Tu no tienes culpa de nada, el doctor le va revisar, no puedes perder la fe. – me dice

-¿Por qué me hablas así después de estar gritándote como un loco? – le pregunto

-Porque eres mi mejor amigo, puedes gritarme todo lo que quieras, siempre estaré aquí contigo. – dice

El doctor seguía adentro con Ester, quería creer que todo va estar bien y que nada malo pasara, lo único que me quedaba es esperar noticias con calma y tranquilidad.

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