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Ester Exposito

Itzan se estaba comportando como un niño y yo estaba harta de eso, jamás iba tratar a volver con el porqué no tengo ganas de seguir discutiendo sobre misma cosa cada día.

Entiendo que le hice mucho daño pero mis sentimientos se cambiaron con el tiempo, sería capaz de todo por el pero al parecer el no.

Irene y yo estábamos sentadas por la mesa, comiendo, tomando vino, solas.

-¿Dónde se fue? – la pregunto

-Dijo que iba quedar con un amigo. –dice

Yo tomo un sorbo de vino.

-Ya, pues quizás te estaba mintiendo, el se inventaría cualquier excusa solamente para evitar estar aquí. – digo, enojada

-Ester, cariño, déjalo. Es imposible hacerlo entrar en la razón pero yo lo conozco muy bien y sé que va arrepentir. – dice, muy segura

-¿Piensas que voy a quedar sentada aquí hasta que él decida venir y pedirme perdón? – digo

-No, entre ustedes simplemente no funciono y el es demasiado terco. – dice

-No, nuestra relación estaba funcionando perfectamente, el sigue siendo demasiado orgulloso como para olvidar que cometí un gran error, no quiere ver como están las cosas o pretende seguir ciego. – digo

Me estaba poniendo demasiado tensa y enojada.

-Lo siento mucho. – dice, sincera

Después de un momento, Itzan entraba.

Ambas nos quedamos calladas, queríamos evitar esa tema frente él.

-Ay, hijo, ven a comer algo. – dice, levantándose

-Estoy bien, ya comí algo. – dice, como si tenía las respuestas preparadas

-¿Por qué demoraste tanto? ¿No ves que es demasiado tarde? – dice su madre

-Joder, son las 11. – dice

-Voy a dejar esto en refrigero y si quieres puedes comerlo mañana. – le digo, tomando comida que nos quedaba

-Gracias. – dice

-Bueno, yo me voy a la cama, mañana debo levantarme temprano y irme. – dice Irene

-¿Ya te vas? – le digo

-Si, pero nos vemos pronto. – dice, dándome un abrazo

A pesar de que Itzan y no seguimos juntos su madre me cae bien, es muy simpática y cariñosa.

Itzan sentaba por la mesa, está mirando su móvil, al parecer aun no tenia sueno.

Yo estaba lavando platos ya que no tenía muchas ganas de hablar con él.

-Mi mama te quiere mucho. – comenta

-Si. – digo

-¿Por qué estas tan fría? – pregunta

-¿Cómo? – le digo, dando vuelta

-Podrías mirarme cuando te estoy hablando. – dice, grosero

Me acerco a él, aun mas enojada, siento a su lado.

-Si, estoy fría porque no creo que mereces que trate de otra manera. – le digo

-Joder, si es por lo de hoy tu misma sabes porque me comportaba así. ¿Qué querías que haga? – dice

-¿Jamás vas olvidarlo? – pregunto

Itzan queda callado, ni siquiera podía mirarme a los ojos.

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