Ester Expósito
Itzan quería intentar de nuevo y eso era bonito pero yo aun tenía miedo de mis sentimientos, no quería volver a sufrir, mucho menos ahora que vamos a tener un hijo juntos.
Yo confiaba en todo lo que me decía Itzan, parecía sincero y parece que por fin logro olvidar todo el rollo sobre apuesta.
Me sentí un poco rara por estar embarazada, estaba terminando máster y ahora voy a tener que convertirme en madre, fue extraño.
Itzan pasaba todo el día en casa conmigo, no tendría porque irse a universidad ese día así que decidió quedar y ayudarme con todo lo que haga falta.
-Te voy a preparar algo para comer. – me dice al estar a mi lado en cama
-No tienes porque, puedo hacerlo yo sola. – le digo
-No, tú tienes que descansar. ¿Qué quieres comer? – me pregunta
-Macarrones. – digo
Tenía muchas ganas de comer unas macarrones, sabía que Itzan era experto en cocinar comida italiana.
-Tu descansa y yo te preparo. – dice
Estaba a punto de irse pero yo le detengo con mi mano.
-Gracias por hacer todo esto por mí. – le agradezco, sonriéndome
El me queda mirando en los ojos, se sonríe.
-No hace falta agradecerme. – dice
-Quizás luego podríamos hacer algo. – le digo, poniendo mano sobre su brazo
Creo que sabía muy bien de lo que estaba hablando, no fue difícil entender lo que quería decirle.
-¿Algo como qué? – dice, haciéndose el tonto
-Ya sabes, dicen que las mujeres embarazadas son bastante excitadas todo el tiempo. – le digo, poniendo mano sobre su mejilla
Le doy un beso en los labios, tenía tantas ganas de hacerlo y muchas más ganas de hacerlo con él.
- Joder, esto es demasiado para mí. – dice, sonriéndose
-Entonces sabes que debías hacer. – le digo, tratando a seducirle
-Tenemos que esperar un poco. – dice, alejándose de mi
-¿Pasa algo? – le pregunto
-Tenemos que hablar con doctor sobre esto. – dice, preocupado y un poco asustado
-Ay, Itzan, hasta actuando tan lindo me pones mucho. – digo, acercándome a él de nuevo
-No sé si podemos tener relaciones mientras estas en este estado. – dice, muy serio
-No tienes nada de qué preocuparte, no me puedes hacer daño. – le aseguro
Itzan parecía muy nervioso, no entendía mucho las cosas que tienen que ver con embarazo y bebes.
-Mejor hablemos mañana. – dice, levantándose de cama
-¿Pero, qué te pasa? – digo, levantándome también
-No estoy seguro de que debíamos tener sexo ahora, es mejor esperar un poco. – dice, nervioso
-Eres bastante paranoico. – le digo, acercándome a el
-Solamente quiero hacer cosas con mucho cuidado, nada más. – dice
-¿Y ahora? – le digo, quitando toda mi ropa, quedaba desnuda frente Itzan
El no dejaba de mirarme, tenía casi boca abierta.
-Cono, eres perfecta. – dice, acercándose a mi
-¿De verdad piensas eso? – pregunto
-Si. – dice, poniendo manos sobre mi cintura
Yo ponía manos sobre su cuello, besándolo de nuevo.
-Pero no podemos hacerlo así, quiero hablar con doctor primero. – dice
-Vale. – le digo, un poco enfadada
-No te enojes, quiero estar seguro de que todo está bien y que podemos hacerlo sin preocuparnos de nada. – dice, acariciando mi mejilla
-Quiero comer macarrones ya, entonces. – le digo, sonriéndole
Dos horas después por fin había logrado prepararme comida, me trajo en cama, no quería que me levanta, pensaba que debía descansar.
Me sentía como una princesa, me trataba así, era tan especial.
-Tu sabes que yo puedo levantarme y comer. – le explico
-Me gusta más de esta manera. – me dice
Ambos estábamos comiendo, notaba que Itzan tenía un poco de tomate cerca de labios.
-Espera, tienes un poco de tomate. – le digo
-¿Dónde? – pregunta
Dejaba mi plato al lado y ponía mano sobre mejilla de Itzan, le limpiaba el tomate con mi lengua.
Era tan sensual que creo que logre poner cachondo.
Tomaba el plato de manos de Itzan y lo ponía en lugar más seguro.
-Ester... - él decía
No le hice caso, sentaba sobre sus piernas besándolo de manera profunda.
-Tu sabes que no podemos hacerlo ahora. – dice
Yo quitaba mi camiseta, poniendo manos sobre cuello de Itzan.
-No estamos haciendo nada. – le digo en voz profunda
-Si pero nosotros no sabemos detenernos aquí. – dice
-Nadie dijo que no puedes tocarme, eso no es prohibido. – le digo
Itzan tenía ojos llenos de deseo, tenía ganas de hacerlo pero también notaba preocupación en él, no podía estar calmado hasta hablar con doctor.
Nos besábamos otra vez, el ponía su mano sobre mis piernas, acariciándome, yo soltaba pequeños gemíos.
-Dijiste que no es prohibido. – dice Itzan al besar mi cuello
Quería quitar mi camiseta y hacerlo mío de nuevo pero escuche voz de Danna quien entraba en mi habitación después de tocar las puertas una sola vez.
-¡Joder! Perdón, perdón, pensaba que estabas sola y no en esa posición. – dice
Itzan y yo nos levantamos de inmediato, yo tomaba mi camiseta.
-Toca bien las puertas próxima vez o llama. – le digo
-Te ha llamado quince veces, por eso vine aquí. Veo que estaban celebrando esta bonita noticia. – dice, sonriéndose
Itzan estaba un poco incomodo y nervioso.
-Tengo que salir un rato. – dice Itzan, saliendo de habitación
-No me lo puedo creer, al parecer todo está volviendo a ser como antes. – comenta Danna, cruzando los brazos
-¿Por qué no tocaste la puerta? Estábamos a punto de hacerlo. – le digo desesperada
-Las puertas de piso estaban abiertas, debías cerrarlo con llave o al menos tener cuidado de lo que estás haciendo o con quien. – dice
Tenía ganas de decirle que se vaya a casa, estaba a punto de volver a tener a Itzan en mi cama y ella tenía que aparecer, arruinando el momento. Entendí su preocupación pero también estaba bien frustrada, necesitaba acostarme con Itzan y volver sentirme como una mujer porque es el único que sabe como soy y como me siento.
Tendría que dejar eso para otro día ya que el tenía que salir rápidamente, la próxima vez quizás debía poner algo más sexy para provocarlo porque no veo otra manera hasta que no veamos a doctor.